Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

“El Banquete de Bodas”

Avatar del Listín Diario
Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario 11 de octubre de 2020 – Ciclo A

a) Del libro del profeta Isaías 25, 6-10a.

Esta profecía es­tá cargada de esperanza, el Señor prepara­rá Él mismo es­te gran festín, será un ban­quete de confraternidad universal, en el que se re­conocerá su providencia. Con este banquete de sa­brosos manjares y vinos, el Señor hará desaparecer de entre los hombres las lágri­mas, el luto y la tristeza, porque quitará de sus ojos el velo terreno que les im­pide ver las realidades di­vinas. Isaías despersonifi­ca la muerte y por primera vez coloca la inmortalidad, no la resurrección, entre las prerrogativas de los tiempos mesiánicos. Esta bella imagen del gran ban­quete de los tiempos me­siánicos, ha sido recorda­da constantemente por los profetas, reasumida por Jesús en sus parábolas del Reino y en su invitación a estar con Él y compartir su banquete.

b) De la carta del após­tol San Pablo a los Fili­penses 4, 12-14, 19-20.

San Pablo, además de des­pedirse de la comunidad de Filipos, aprovecha pa­ra agradecer toda la ayu­da que le proporcionaron para desplegar su trabajo evangelizador, y les reite­ra su testimonio de vida como hombre totalmente desprendido de las cosas materiales y dependien­te solamente de la gracia de Dios, gracias a su ra­dical conversión a Cristo: “Estoy entrenado para to­do y en todo, la hartura y el hambre, la abundancia y la privación…” (v. 12), manifestando así su total dependencia y confianza en Cristo, al declarar: “To­do lo puedo en aquél que me conforta” (v.13), y por supuesto asegurándoles que todo lo que han hecho por él, Dios mismo se lo re­compensará.

c) Del Evangelio de San Mateo 22, 1-14.

La enseñanza básica de la parábola de este domingo, en la que el Reino de Dios es comparado por Jesús al banquete que un Rey cele­bra con motivo de la boda de su hijo y decide invitar a varias personas que por diversas razones se excu­san de asistir, es la voca­ción universal al Reino de Dios que, de acuerdo con la tradición bíblica, se des­cribe como un banquete.

Los llamados por Dios gratuitamente, sin discri­minación, fueron invita­dos al banquete de bodas, sin embargo, entre los in­vitados uno fue exclui­do por carecer del vestido apropiado para la boda, lo que nos hace entender que muchos son los llamados y pocos los elegidos. El cris­tiano necesita un cambio interior por la conversión personal del corazón para salir airoso en el juicio es­catológico de Dios, este es el traje de fiesta a tono con la llamada.

Dios manifiesta su amor gratuito a todos los hom­bres y es el Rey que pre­senta a su Hijo, el esposo de la nueva Humanidad y de la Iglesia, por medio del anuncio de los profetas en primer lugar (Hebreos 1, 1). Al ser rechazado poste­riormente Jesús en perso­na por los judíos que eran los primeros invitados, las puertas del Reino se abren para todos y se apunta así al nacimiento de la Iglesia de Cristo, el nuevo Pue­blo de Dios. La Eucaristía es el gran signo del ban­quete del Reino y antici­pa el eterno festín mesiá­nico.

Basilio Caballero, en su libro “En las Fuentes de la Palabra”, destaca en su co­mentario a este evangelio tres condiciones para dar una respuesta adecuada a la invitación del Señor: Tener alma de pobre, que significa estar disponible para Dios y los hermanos, vivir con el corazón des­pegado del consumismo, compartir con los demás. Vestir el traje apropiado, es decir, convertir la men­te, el corazón y la vida. Y actitud alegre, senci­lla y fraternal. A la invi­tación de Dios hemos de responder con un talan­te incondicional, abier­to y gozoso, porque todo lo podemos en Aquel que nos conforta (Filipenses 4, 13).

Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra.

Tags relacionados