COLABORACIÓN
Al Presidente
La idea de escribir esta opinión es porque creo sinceramente que el presidente Abinader arruina la idea del buen modelo que ha escogido para su gobierno cuando persiste en el error de mantener un nombramiento violando la ley que rige para INAPA.
Esta actitud le pone rigidez y obstinación ante las exigencias del cambio. Asimismo siguen designaciones de familiares influyentes del PRM en cargos que lucen propios del favoritismo político como si poder y gloria le parecen sus propiedades.
El Presidente tiene que emanciparse de esas tutelas de familias políticas porque el Gobierno pierde credibilidad, se debilita la fuerza moral de la administración, el terreno sólido en el que debe sostenerse su gestión tan esperanzadora… Ya se registran varios casos entre ellos uno que pone sobre la escena tres protagonistas de una familia en la que madre, hijo y nuera se aseguran ingresos por salarios de más de un millón de pesos mensuales.
La reestructuración del Estado es tímida (Consejos, Instituciones, un gasto todavía excesivo por cargos repetidos,…). Es decir, una austeridad muy tímida que genera desconfianza.
Evite que su gobierno se embarace del tutelaje político para preservar su estabilidad. Es del pensamiento de don Santiago Ramón y Cajal que “lo peor de un error no es cometerlo, sino persistir en él”. Pienso que es prudente seguir su consejo. Así, pues, es preciso considerar como significativo que todo mandatario debe evitar estas precauciones y ser más cauto porque resultan desastrosas para el Gobierno y para la República. Una de las razones más poderosas para que la gestión gubernativa del “danilismo” se vea tan cuestionada se debe al comportamiento de un poder que ocultaba mediante su silencio las agresiones contra la Hacienda.
Una gestión que obtuvo partido de la impunidad que se manifestó con un poder corrompido. Cuando la máxima expresión y representación del poder se convierte en el garante de estas exacciones es como comienza la deriva, y eso no quisiéramos que le suceda al nuevo gobierno porque sería un doble degradado. Cabe el asombro, pues es como darle vida a un comportamiento de la facción política recientemente arrojada del poder. Por ello son nuestras advertencias, para que el Presidente pueda ejecutar su “humanismo político”, es decir, darle un sentido racional y humano a lo público con una visión de pulcritud, que es como proporcionar una fuente de autoridad moral.
Su propio padre estuvo anclado a ese estilo de gestionar el poder siendo un servidor público que tuvo un eminente sentido de estas conductas punto esencial entre la actividad privada y la función pública.