PENSANDO
Un pueblo empoderado
A raíz de las pasadas elecciones, si algo grande ha sucedido son las manifestaciones de un pueblo empoderado que exige un verdadero cambio, en la medida que los procedimientos de generación de riquezas y servicios no golpeen su calidad de vida, a expensas de la corrupción y la desigualdad en la repartición del patrimonio de todos. Los discursos de campaña quedaron atrás y por delante el cumplimiento de las promesas que, más que palpables realidades, han servido de trampolín para la conquista del poder.
Un pueblo empoderado no sueña, sino que observa el futuro de las garantías que exige su sacrificio, no para que otros saboreen las mieles del enriquecimiento sectario de su trabajo.
El momento de la transparencia no espera más, la mejoría y el respeto a los recursos que salen de los gravámenes de su esfuerzo es el gran cambio que todos esperan, ya que el corazón del hombre no puede atender muchas cosas al mismo tiempo, porque al fijar su empeño en favoritismos pierde la realidad creando escepticismo de lo que la mayoría exige, tronchando así las esperanzas de un pueblo empoderado.