EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD
Rubén Darío inspirando las mentes de Palacio
¿Cuál es el problema con decir la verdad? Digan las cosas como son, con respeto, sin rodeos ni temores. MEJÍA, Hipólito. Encuentro en el Sector Externo con Luis y Raquel. Junio, 2020.
En 1980, quien suscribe obtuvo el Segundo premio de poesía en la Universidad de La Habana. Uno de los textos refería el dilema pasado/futuro: “Las cosas se deterioran / despacio como la muerte / el bosque / la cruz de párpados / la hoja que predijo un viento del invierno… / y otras se hacen azules / se agrupan / caminan juntas / se hacen costas y al mar / amistoso y pequeño / lo hacen accidente apenas entre el amor y el amor”.
Cada amanecer y anochecer evoco tales versos, sabiendo que en cada planta caída germinará un florecer.
Hoy República Dominicana transita un momento floreciente, pese al pesimismo subyacente en algunas mentes europeas y estadounidenses, sempiterno. Se remoza en cada crisis o situación retadora, como novedad pero es lastre. Lo expuso Arthur Herman en “La idea de decadencia en la historia occidental” (1997).
Ante cada vendedor de la idea de fracaso nacional recuerdo esos versos y ese libro, este por su valor metódico para guiar conductas y pensamientos en la construcción de nuestro Estado y democracia.
Hay que estar muy desinformado para proponer que humanos y sociedades cambiarán por el Covid-19. Patrones conductuales milenarios, articulados genéticamente como herencia en millardos sinápticos no podrán ser erosionados de la función neuronal por una pandemia ante la cual, según informó Salud Pública, la gestión del presidente Luis Abinader y de la vicepresidenta Raquel Peña continúa incrementando logros: reduciendo los casos activos, la mortalidad y la ocupación hospitalaria.
Internacionalmente —lo señalamos antes— abundan los hallazgos científicos sobre el SARS-Cov-2 y sus efectos: semanalmente tres o cuatro, a veces más. Su amplio rango identifica debilidades en el empaquetado viral y, consecuentemente, dianas para nuevas terapias.
Pronto será doble la solución: terapias y vacunas.
Un gobierno ético, eficiente, renuente a la tiranía y proclive a la justicia, no compra como nuevas teorías viejas e infundadas, sobre el Estado. Mira hacia su Constitución y al anhelo de su gente.
En palabras de Michel Waltzer, politólogo estadounidense, lo que articula #ElCambio “…no se trata de una banda de gobernantes que actúan conforme a sus propios intereses, sino de un pueblo gobernado con arreglo a sus propias tradiciones”. En tal concepto de Gerald Doppelt y Richard Wassestom subsiste el paradigma de autonomía estatista de la teoría hobbesiana: todo estado estable “que logre controlar a su propio pueblo, es por ello automáticamente legítimo”.
La democracia, histórica y conceptualmente, supera a Hobbes; incorpora el poder difuso como vigilancia rectora, arreglo institucional y funcional en los perímetros de la constitucionalidad; y la gobernabilidad, como referencia basal de tal gobernanza.
En tal punto estamos. Enfocando la ética, donde Salud define la vanguardia para determinar la recuperación y los relanzamientos económico y de la cotidianidad.
Proceden, pues, aproximaciones científicas al “phármakon” nietzscheano e ingestas del “Cantos de vida y esperanza” de Rubén Darío, por sus fibras fundadoras del modernismo futurista comprometido con el pueblo; por su apego al saber y al hacer.
Tengamos fe, el futuro también es pasado recargado en gobiernos y pueblos conectados.