SONDEO
Cierto, una locura
Con las arcas vacías, los ingresos en el suelo, deuda alta y demandas de respuestas oficiales por montones, lo que menos convendría al joven gobierno de Luis Abinader –a quien se supone bien intencionado y con la voluntad de cumplir con el cambio institucional prometido– es la creación de ruidos innecesarios y disgustar sectores importantes que le dificulten la gobernabilidad, así como el éxito en el manejo de la crisis que ha heredado.
La aclaración del gobernante a compañeros del PRM que planteaban un “chapeo bajito” en la administración pública (¿), de que el Estado no es un botín y de que es el presidente de todos los dominicanos, fue un oportuno mensaje y una buena señal para calmar el nerviosismo o terror imperdonable que algunos titulares de oficinas públicas infundieron en muchos servidores (en abnegados y en botellas), sin reparar en daños a derechos y a la propia imagen del gobierno.
Otra señal, tan importante como la primera, la dio el Día de Las Mercedes en La Vega, al calificar como “una locura” la versión de que había la intención oficial de privatizar el Metro, la OMSA, el Teleférico y el Instituto del Cáncer. Y cierto que una eventual decisión de poner en manos privadas obras y servicios estratégicos para el Estado –y ya pagos–, sería más que una locura, una peligrosa provocación a las avispas que podría costarle muy caro a la administración actual, al acecho de una oposición morada que, aunque descalificada y “con la soga arrastro”, no guardó ni un mes, de la tregua de cien días que se acostumbra, para iniciar sus críticas al equipo que le desplazó del poder. Si no pasa de la sola versión o el simple susto, no hay mayor problema. Sin embargo, la preocupación-sospecha vino tras anuncios oficiales de futuras obras públicas con inversión privada, que a primera vista luce buena iniciativa, pero que es un dinero para recuperar con peajes, generalmente altos, y con cuotas a largo plazo aportadas por el Estado.
Y hay el precedente funesto y criminal, de claro perjuicio al pueblo y al Estado dominicano, del famoso “peaje sombra” de la carretera de Samaná, que amerita una revisión y que a alguien se le pida cuenta (?). Por demás, tras el “ruido” del nombramiento en INAPA, se sospechó que, como línea oficial de privatización, habría planes o intenciones concretos de privatizar el agua (¿).
Si fuera así, solo faltaría el aire (¿). En fin, el presidente Luis va bien, pero debe evitar tocar –o que funcionarios alegres (caso Dilia Leticia) toquen– teclas sensibles, que enciendan la pradera y le saquen de ruta. Evitar los frentes y que el gobierno luzca viejo temprano.