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MIRANDO POR EL RETROVISOR

La felicidad requiere entrenamiento

Los duelos del ser humano por diversas razones suelen atormentar hasta por toda una vida, a menos que encontremos la manera de pasar la página y comenzar sin el temor de que la historia se podría repetir para rematarnos.

La pérdida de un ser querido, una ruptura sentimental, contraer una enfermedad terminal, el desempleo, ser víctima de un acto delictivo, la infidelidad o cualquier otro momento que nos marque sentimentalmente de manera inesperada, terminan controlando nuestra mente en medio de ese proceso tan intenso de adaptación emocional que cambia hasta la manera de pensar y de actuar frente a la vida.

Los profesionales de la conducta apuntan que el duelo es el tiempo que una persona se tarda en adaptarse a la nueva realidad y advierten que, aunque resulta normal padecerlo, se trata de una descompensación psicológica que amerita reconocerlo, comprenderlo y aprender a conducirlo. Pasa por diversas etapas que van desde la negación, rabia, sentimientos de culpa, tristeza y depresión en una etapa final.

Las personas del entorno terminan pagando por las culpas de un trauma que amerita ser evaluado y tratado desde sus individualidades, ya que cada persona lo padece de manera diferente, su proceso es muy particular y de eso dependerá el tiempo para superarlo.

El peor recurso sería la evasión, procurar ese atajo que solo postergaría el dolor que se requiere padecer, sin resistirlo, antes de alcanzar la sanidad y madurez emocional.

Siempre será más traumático identificar nuestras emociones y controlar los pensamientos negativos para impedir que terminen alterando nuestra conducta.

Al igual que el cuerpo, la manera de pensar se puede entrenar, requiere tiempo y perseverancia. La periodista y escritora norteamericana Janice Kaplan expone en su libro “Diario de la gratitud” que modificar por completo su forma de pensar le permitió enriquecer todas las facetas de su vida.

“Todos tenemos la fuerza interior para erradicar las emociones destructivas”, plantea Kaplan en su obra.

Sus claves son las siguientes. Modificar la visión sobre el dinero, pues el afán por tener más cada día acarrea grandes dosis de insatisfacción. Consumir menos y ganar tiempo, ya que una vida enfocada en lo mínimo nos proporciona tiempo para vivir experiencias más enriquecedoras.

También centrarse en el presente, sin preocuparse tanto por el pasado y el futuro. Pensar en clave optimista y actuar, pues el bienestar de una persona está muy vinculado a sus pensamientos y determinación.

Por último cita expresar la gratitud, porque las personas más felices son aquellas que encuentran cada día motivos para sentirse agradecidas por lo que tienen y transmitirlo a quienes les rodean, sin amargarse tanto la vida por lo que les falta.

La búsqueda de la felicidad también requiere entrenamiento.

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