EL BULEVAR DE LA VIDA
La tentación trujillista
Como es de todos conocidos, ser de las Águilas Cibaeñas es el pretexto preferido de las mujeres bellas e inteligentes para evitar ser perfectas. Y es que una mujer bella, inteligente y liceísta es la perfección, una tentación inapelable.
Lamentablemente, en el país existen otras tentaciones de menor embeleso pero de mayor peligrosidad: El trujillismo, la tentación de nuestra cultura trujillista. Por la existencia del Covid-19 y sus secuelas, porque sustituye a un presidente miembro de un partido que dirigió el país durante 20 de los últimos 24 años, -con el lógico desgaste que esto supone-, “por todas esas cosas y por muchas otras”, admitamos que la presidencia de Luis Abinader ha iniciado sus pasos con gran aceptación, pero debe salvarse de nuestra cultura trujillista.
Y es que, en cada dominicano late un perínclito autoritario e intolerante en potencia, al que solo le falta una cuota de poder para presentar credenciales. En mayo 30 de 1961 murió Rafael Leónidas, pero no su peor herencia: El trujillismo.
He dicho todo lo anterior, porque si fuera cierta la denuncia de que, en Santiago, un miembro del equipo del Presidente Abinader habría violentado un candado que impedía su entrada el parque Duarte, posiblemente estemos ante el primer peligroso ejemplo de la herencia de Rafael Leónidas, con lo simple que hubiese sido una llamada de WhatsApp al alcalde Abel, que aunque nunca toma llamadas, con el Presidente de seguro hubiera hecho una excepción.
¡Que por consejos no quede! El hijo del Dr. Abinader debe recordar que en agosto de 1996, Leonel Fernández comenzó brindando helados Bon en las tardes de domingo del malecón, y renegando del “jipetereío” de funcionarios que le andaba atrás durante los primero días... y 24 años después, se deja acompañar -sin que le moleste- de unos mediáticos gendarmes en plan Banda Verde (de inspiración colorada), que en las redes sociales tiran a matar reputaciones con el arma de la calumnia a quien ose disentir de sus postulados. Uno, como el periodista Felipe Ciprián, y tantos otros, lo dice porque lo sabe y porque lo ha padecido. La tentación trujillista es constante y tenebrosa,
Cuídese, señor presidente Abinader, que lo del 30 de mayo fue mentira. Quien, “gracias a un balazo, se enfermó después de 30 años de gobierno” fue Rafael Leónidas, el trujillismo no, el trujillismo vive. Matémoslo entre todos con el ejemplo.