UMBRAL
Las garrapatas del buey
En 1970, Juan Bosch retornó de España tras recibir informaciones de que las fuerzas conservadoras, o “las derechas”, como él les llamaba, habían planificado el asesinato de ciento setenta y cinco jóvenes de izquierda, con lo que se pretendía aniquilar el movimiento revolucionario que, en medio de la ebullición fraguada en la postguerra y alimentada por la ola revolucionaria juvenil que el contexto de guerra fría facilitaba, había sido infiltrado por agentes extranjeros que promovían el terrorismo con el fin dar el pretexto a los detentadores del poder para una represión sin límites.
La instrumentalización de los dirigentes revolucionarios para ahogar a los movimientos de izquierda, no solo ponía en peligro la existencia de aquellos jóvenes comprometidos con un proceso de cambio radical, sino a los partidos a que pertenecían o les servían de cobija, incluyendo al Revolucionario Dominicano (PRD), tomado por aquellas fuerzas minoritarias, para desde dentro, y con las masas que hacían de esa formación política la organización más popular, acometer , como de hecho lo comenzaron a hacer, las acciones de terror en que se vieron envueltos dirigentes blancos que se dejaron arrastrar hacia la estrategia y las tácticas de otros partidos.
El partido turbamulta que Bosch quería transformar en una real agrupación política, dotándola de herramientas para la formación de sus militantes, en el ámbito intelectual y político que facilitara la creación de métodos de trabajo que dieran eficiencia a las labores propias de un partido organizado a la luz de la naturaleza de este tipo de organización, no podía responder a la penetración de pequeñas agrupaciones políticas para proteger a la entidad porque la escasa instrucción de que adolecían sus dirigentes y militantes, no les permitía entender lo que ocurría mientras el PRD se hundía en el caos.
Al líder del partido le llegaban a Benidorm informaciones fragmentadas de lo que ocurría, pero que pudo conjugar a su llegada al país advirtiendo al peligro a que se exponía el partido, peligro que amenazaba su propia existencia.