PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO
Discapacidad visual
La visión es esencial para la vida. Sin ella se nos dificulta realizar actividades prioritarias para el desarrollo personal y colectivo, tales como leer, caminar, trabajar y estudiar. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su “Informe Mundial Sobre la Visión 2020”, ha establecido que en el mundo 2 mil 200 millones de personas padecen de deficiencia visual o ceguera (29% de la población mundial), de las cuales 1,000 millones padecen una afección visual que pudo haberse evitado o que no ha sido tratada. De esta cantidad, 800 millones de personas tienen dificultades con la visión lejana o cercana, las cuales pueden corregirse con lentes adecuados; 65 millones sufren de ceguera, cuya solución es la cirugía de cataratas y 16 millones padecen de ceguera por glaucoma, retinopatía diabética, opacidad de la córnea y tracoma, las cuales pudieron haberse evitado con detección y atención temprana. El costo de tratar estas enfermedades en todo el mundo, se estima en más de 14 mil millones de dólares, precisa la OMS.
En el estudio sobre la “Carga Mundial de Morbilidad de 2017” de la OMS, la discapacidad visual se ubica en la tercera posición, en relación a los años vividos con discapacidad. Esto representa un costo financiero para todas las economías. Se estima que las pérdidas de productividad por miopía y presbicia no corregidas, representan 244,000 millones y 25,400 millones de dólares respectivamente.
En los últimos 25 años (1990-2015), la OMS ha venido diseñando estrategias y elaborando propuestas con la finalidad de lograr que los países establezcan en sus sistemas sanitarios, programas asistenciales de prevención de ceguera y corrección de defectos refractivos. En 1999, presentó el programa “El derecho a ver”, la “Iniciativa mundial para la eliminación de la ceguera evitable” y cuatro resoluciones sobre la prevención de ceguera y la discapacidad visual prevenibles, aprobadas entre los años 2003 y 2013, las cuales estaban acompañadas de planes mundiales de acción.
Estas iniciativas han tenido un impacto en la reducción continua de la discapacidad visual en visión lejana en niños y adultos. El 1990, esta discapacidad representaba el 3.83% de la población mundial (202 millones de personas) y para el año 2015 se había reducido a 2.90% (209 millones), considerando el crecimiento de la población, que pasó de 5 mil 200 millones en 1990 a 7,200 millones en 2015.
Para continuar con la reducción de las enfermedades de la visión, la referida organización internacional colocó en la agenda mundial el tema “la atención oftálmica integrada centrada en las personas” en su agenda de discusión, de la 46va reunión del 9 de diciembre de 2019. Ahí se planificó cómo reducir las inequidades en el acceso a dichos servicios y cómo lograr que los sistemas de salud respondan al incremento cada vez mayor de las afecciones oculares.
Uno de los retos a superar por los sistemas de salud de los países emergentes según la OMS, es crear las condiciones para el acceso a los servicios oftálmicos de una mayor cantidad de personas, lo que permitirá reducir la discapacidad visual y la ceguera prevenible o tratable; incrementar la cantidad de médicos especialistas en oftalmología, cuyas escuelas limitan el acceso a esta especialidad e integrar de manera eficaz en el sistema de salud pública los servicios de oftalmología.
Lograr lo anterior implica adoptar cuatro estrategias clave, según la OMS: empoderar a las personas y comunidades sobre la importancia de la detección temprana de las enfermedades oculares; reorientar el modelo de atención oftálmica, en el marco de la atención primaria de salud; coordinar los servicios dentro de cada sector y entre los sectores e integrar en los planes nacionales de salud, los servicios oftalmológicos, planificando la prestación de servicios y dando seguimiento a los procesos y progresos.
Si ha tenido la oportunidad de leer este artículo, le felicito. Todavía no ha perdido la visión.