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DE VARIADOS TEMAS

El Salto de la pulga

1 Desde que Jorge Blanco ganó la presidencia (1982), cuantas veces se elige un pre­sidente he pedido apoyo para él, con el deseo de que logre cristalizar sus promesas.

2 Repetí la acción cuan­do don Antonio; en el pri­mer y segundo períodos de Leonel y con Hipólito. A Danilo lo aplaudí cuando llegaba a la Catedral, des­pués de anunciar aquel re­ajuste en las negociaciones con la Barrick.

3 Ahora bien: De la mis­ma manera que les he brin­dado entusiasta apoyo, he señalado públicamente sus errores, criticandoles cons­tructivamente. Es entonces cuando me etiquetan de “antigobiernista.”

4 Lo he podido hacer, porque nunca he sido ala­bardero asalariado de nin­gún Gobierno, ni he en­viado solicitudes de apoyo económico para proyecto personal.

5 El que coge dinero gra­tuito del Gobierno, está obligado a tapar sus erro­res. Eso ha desarrollado una nueva cultura de com­pra de plumas y voces, que ha dañado el periodismo que conocí en los años se­senta y setenta.

6 Llega un nuevo pre­sidente y le digo franca y públicamente: Luis, cuen­ta con mi apoyo, porque sé de tu estirpe familiar. Sa­bes que conocí a tu padre, a quien produje sus spots de televisión cuando aspiraba ser presidente.

7 Cuenta con mi petición al pueblo para que respalde tus proyectos por mejorar la ca­lidad de vida del ciudadano; cuenta con mi comprensión ante la necesidad de reparar el desastre económico que here­das, añadido a los daños de la pandemia.

8 De igual modo te digo: no tocaré tu puerta para pe­dir nada, por lo que seguiré ejerciendo mi delicioso de­recho de criticar los errores gubernamentales construc­tivamente, si es que los co­meten. Esa es mi promesa. Que conste en acta.

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