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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Si hay pleito, examine razones y puños

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Primero las razo­nes. Carlos I de Inglaterra ha­bía gobernado sin parlamento desde 1629, pero ahora en 1640 necesitaba de urgencia que le aprobaran subsidios para su guerra contra los re­beldes escoceses. La Cáma­ra de los Comunes era el foco de la resistencia contra Car­los. Primero, en 1641, abo­lieron los tribunales especia­les creados por Carlos I para montar una justicia según su conveniencia. Luego los Co­munes presentaron su Gran Queja: un informe contra los principales abusos de Carlos, quien intentó suprimir la Cá­mara por la fuerza y fracasó. Entonces, el parlamento in­glés enjuició y ejecutó a dos connotados partidarios de Carlos I: el Arzobispo Laud y a Lord Strafford. Carlos res­pondió militarizando el par­lamento. En 1642, iniciaba la guerra civil.

De un lado, estaban, los realistas, partidarios del rey Carlos I, llamados “cava­liers”, los caballeros, porque muchos de esos nobles te­rratenientes poseían los cos­tosos y enormes caballos de guerra. Simpatizaban con el viejo orden feudal y eran an­glicanos. El otro bando: los parlamentarios, llamados “rounheads”, los cabezas ra­padas, pues se afeitaban el cráneo. Ya para 1648 Car­los estaba vencido, y temien­do más a los que mataron a Laud y Strafford, se rindió a sus enemigos escoses, pero estos lo vendieron a los in­gleses, sacándole provecho.

El conflicto ocurrió entre los sectores conservadores anglicanos, partidarios del monarca, contra una bur­guesía calvinista que apo­yaba al parlamento. Los puritanos valoraban “al in­dividuo cristiano aislado y su relación personal con Dios”, atacaban a los líderes de la Iglesia nacional anglicana y al monarca, ¡que era su ca­beza! Los puritanos soste­nían que la jerarquía ecle­siástica carecía de autoridad para organizar o impedir la formación de congrega­ciones cristianas. El purita­nismo exhortaba al estudio pragmático, sistemático y ra­cional de la naturaleza, para mayor gloria de Dios y de su Creación, así como para do­minar un mundo que con­sideraban moralmente co­rrompido. Según Salvador Giner, a mediados del siglo XVII el 64% de la Royal So­ciety era puritano. Muchos pobres desalojados simpati­zaban con los puritanos. Las medidas para cercar las tie­rras comuneras habían favo­recido la cría del ganado de los terratenientes nobles.

Carlos I había querido acabar con el parlamento y los puritanos, ahora en 1649 era su prisionero y aguarda­ba la sentencia. ¿Cómo lo derrotaron a él y sus caballe­ros? Vengamos a los puños.

El autor es Profesor Asociado dela PUCMM mmaza@pucmm.edu.com

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