COLABORACIÓN
El dilema de la reapertura escolar
La falta de definición en torno al regreso a clases y la metodología a utilizarse para el año escolar 2020-2021, es una de las grandes preocupaciones que atormenta a los padres y tutores como consecuencia de la pandemia del Covid-19.
Tanto la fecha de inicio como la modalidad, presencial, semipresencial o virtual, son temas de debate continuo en foros, medios de comunicación y asociaciones escolares. Sin embargo, las autoridades al frente de educación, las salientes y las designadas, no han fijado una posición oficial al respecto, inundando el ambiente de incertidumbre, permitiendo que los colegios privados comiencen a tomar decisiones particulares, y las escuelas públicas, donde asisten la gran mayoría de los estudiantes del país, permanezcan en un limbo.
Al ser la educación un tema de vital importancia para el desarrollo integral de las sociedades se hace impostergable y necesario que se aborde con celeridad y seriedad el destino del próximo año escolar; la fecha de inicio, sus modalidades, las garantías de seguridad y protección para los estudiantes; y el costo, en el caso de los colegios privados, entidades que, en su gran mayoría, han impulsado el pago por adelantado.
Es cierto que mientras se define el regreso a clases, es responsabilidad de los padres garantizar en casa el aprendizaje y la instrucción de nuestros hijos, a través de lecturas, programas en línea y otras herramientas pedagógicas.
Sin embargo, a los padres y tutores nos suele atacar la interrogante de qué tan factible y llevadero puede resultar para quienes no poseen el tiempo, las condiciones económicas, la tecnología o el espacio adecuado para ello. Por tanto, nos debe llamar a preocupación la necesidad de lograr una fórmula que permita la debida formación de nuestros hijos y al mismo tiempo, preservar su salud y evitar consecuencias emocionales y psicológicas producto del encierro prolongado.
Cabe preguntarse y discutir: ¿cómo podemos aportar a la confección de un plan para enfrentar lo que podría evolucionar hacia una catástrofe generacional en el ámbito educativo? ¿Debemos reabrir las escuelas a pesar de la pandemia, como lo recomienda la Organización de Naciones Unidas? ¿Podremos sortear las terribles consecuencias de “la mayor disrupción sufrida por la educación en siglos”, al evitar el acceso a la educación a millones de estudiantes en la República Dominicana?
Sobran las preguntas, abunda la ansiedad, y, por el momento, brilla la ausencia de respuestas. Lo que sí es seguro es que urge concretar planes de contingencia y convocar un gran cónclave por la educación en tiempos de Covid-19. No debemos seguir expectantes, es momento de actuar y proponer una salida a esta crisis educativa.
La autora es periodista, especialista en comunicación política y relaciones internacionales.