Regocijo y realidades

Rompiendo todas las expectativas y malos augurios que se tejieron en torno a las votaciones del domingo y las eventuales reacciones por los resultados, el proceso electoral presidencial y congresual del 2020 se ha cumplido de forma tan ordenada y civilizada que es ponderado hoy por los organismos internacionales como ejemplo del ejercicio democrático a que debe aspirarse en nuestra Latinoamérica. El análisis político de los resultados del proceso electoral, habrá tiempo para plantearlo y discutirlo. Ahora tenemos realidades que enfrentar. La gente fue a las urnas con entusiasmo y votó como entendía, como quiso. Se expresó y dio paso a un relevo en el Estado -Gobierno y Congreso Nacional- que deberá asumir en medio de una doble crisis nacional, que arrastra a muchos otros problemas: los estragos de la pandemia, la seria crisis económica que se siente y que se asegura que será mucho más aguda en los meses venideros.

De aquí en adelante, por tanto, la realidad nos impone actuar como nación para poder combatir y salir airosos de la pandemia. Los médicos han dicho que tendremos que convivir con el coronavirus, pero será en mejores condiciones, sin los niveles de letalidad actuales. Para ello la responsabilidad es más de cada uno, como sociedad, que únicamente del Gobierno, como algunos insisten.

El tema de la economía es tan drástico como el de la pandemia, porque en sus niveles, el colapso de las finanzas, de la capacidad de trabajo y de la adquisición de bienes y servicios por la gente, podría provocar un aumento sustancial de la pobreza.