EL BULEVAR DE LA VIDA
Sin unidad no hay victoria
El PRM ganó las elecciones porque aprendió de sus derrotas. El PLD las perdió porque nada le enseñaron sus victorias. Precisamente: sin unidad no hay victoria.
Uno lo advirtió hace mil años, pero nadie le escuchó: El PLD corre el peligro de morirse de sus éxitos, ahíto de tanto ganar siempre. Un partido comienza a perder el poder, en el momento en que comienza a creerse sus propias mentiras. El ego es el enemigo.
No será uno quien va a recordarle a los dos príncipes del dividido PLD lo que tanto saben ellos que han sido, -cada uno en su tiempo-favorecidos por la aplicación de la expresión: Sin unidad no hay victoria.
El PLD acaba de perder las elecciones 2020, por lo mismo que las ganó en 2016, y en 2004, 2008, y 2012: Sin unidad no hay victoria.
¿Qué ocurrió? Que al contrario de 2016, donde el PRM era apenas un PRD-Mientras tanto, débil institucionalmente y por lo mismo incapaz de unificar a la oposición; para 2020, ya fortalecido, apostó a la renovación y, lo más importante: redobló esfuerzos por unificar a la oposición. Y eligió para dirigirlo a dos chavales de treinta y tantos y cuarenta y diez; y permitió (con el resabio de algunos) que brillara la estrella de Faride Raful; y abrió las puertas de una alianza a un estandarte ético como Eduardo Estrella, y convenció a destacados periodistas y abogados de algo que nuestros campesinos plantean mejor que Castells y Sartori: “pa’ hacer espuma el hombre tiene que pararse (detenerse) a mear”; que no basta con asesorías semanales y mediáticas ayudas. Así nació el movimiento político “Coalición Democrática” que apoyó a Luis y al hacerlo otorgó credibilidad y sustento intelectual y mediático a su proyecto político electoral.
Con ese barrer pa’ dentro, con ese detenerse a orinar, con un partido unificado, y la ayuda de un PLD muertecito de éxitos, el hijo del Dr. Abinader se había convertido en lo que uno le había sugerido años atrás, en McKINNEY para COLOR VISIÓN, en el Antonio Guzmán de 1978, en el instrumento para un cambio político y fin de un ciclo. Así andaban las cosas cuando el sabio Salomón, que anduvo por el PLD en 1999 y en 2016 evitando que el niño del Poder (morado) fuera sacrificado, esta vez fracasó en el intento, pero ese es tema para otro bulevar.