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El boschismo ganará

Una ideología es, básicamente, una visión de conjunto en relación a la forma de cómo debe marchar una comunidad en lo social, en lo económico y en lo político.

Desde esa perspectiva, es innegable que el boschismo es una realidad que se ha hecho manifiesta a través del último partido que formó Juan Bosch, el PLD, ya en su forma de adoctrinamiento, ya en la forma en que ha gobernado -teniendo en cuenta, claro, que todo ejercicio de poder padece un rango de interferencia con los principios por una miríada de razones que van, desde la gobernanza que demandan las estructuras de poder, como requisito para prestar su cooperación, hasta la gobernabilidad que propicie estabilidad, orden y desarrollo- y porque, además, hay males estructurales que subsisten por no ofrecer una vocación para ser erradicados de golpe y porrazo, en virtud de la inercia que ofrece su condición.

¿Y que es un mal estructural? Un mal estructural es aquel que se aprecia por lo lejano de su origen y su permanencia en el tiempo. De ahí que este tipo de mal admite solo mitigación progresiva, no erradicación tajante, salvo una ruptura revolucionaria con el sistema político. Con lo anterior pretendo explicar -que no justificar- los asomos y concretización de algunos casos de corrupción administrativa verificados en los gobiernos peledeistas, los cuales en nada desdicen el apego de ese partido a la ideología boschista que le dio origen, pues siempre aparece, dentro del funcionariado, uno que otro que acusa incontinencia a una cleptomanía que tiene sus bases en el mal estructural del patrimonialismo estatal. Y todos han sido sometidos a la justicia.

Analizado el caso a la luz de todo lo anterior, se puede decir que el país ha disfrutado de grandes conquistas de los gobiernos del PLD, en su preocupación por la protección social, en la institucionalidad y en el manejo de la economía, entre otras cosas.

Tales ascendencia y conquistas, que comparten los dos discípulos más aventajados de Juan Bosch, Leonel y Danilo, se puede asegurar que no serán echadas a rodar por una posible alianza del leonelismo con un partido que es su antítesis ideológica, porque Leonel no permitirá ser juzgado como apóstata. Pero sobre todo, porque no cargará con la culpa de que sus hermanos peledeistas de la base, pierdan sus empleos ante una eventual aplanadora. Por eso, aseguro, el boschismo ganará.

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