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COLABORACIÓN

De esclavos y de demonios

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Juan Bosch I PlanasSanto Domingo

Los dos pasos atrás que siguen haciendo día a día, -la evidencia lo constata constantemente-, los Estados Unidos con su actitud racista a pesar de la deteriorada democracia, la cual no termina de aceptar la voz de los ciudadanos de otras culturas, en especial la de aquellas que se relacionan con la africanidad, expresan la realidad de una contaminada convivencia que se muestra en episodios más propios de la ficción agresiva de las películas propias del país que en lo que habría de ser o habría de haber estado, la renovación de unas voluntades discriminatorias hacia la población negra, la cual coexiste en el territorio desde sus inicios.

Parece que no hayan cambiado demasiado las cosas desde que los jesuitas recomendasen la colaboración para poner en practica la idea de traficar con africanos. Preocupados por la mortandad de los indígenas que no resistían el trabajo forzado a que le sometía el hombre blanco, las colonias portugueses fueron las primeras en obtener mano de obra con transacciones de compraventa producidas entre Guinea y Lisboa, en 1441. Más tarde, también Fray Bartolomé de las Casas sugirió al rey traer esclavos africanos a las islas del Caribe conquistadas por los castellanos para sustituir a los indios ya que eran más resistentes y mejores conocedores de las labores agrícolas. Algunos vecinos con patrimonio obtenido con el sudor y la sangre de los indios le pidieron al dominico que si conseguía esclavos negros, podrían liberar los indígenas. A pesar de que el padre de las Casas después se arrepintió toda la vida, se le concedió licencia para llevar cuatro mil a repartir entre las cuatro islas, La Española, San Juan, Cuba y Jamaica. La exportación de esclavos, que llamaban costa de los esclavos, de donde partían, en el continente africano, prosperó hasta llegar a ser uno de los negocios más sucios que se conocen gracias a los barcos negreros que cubrían las rutas del sur del continente americano hasta la América del Norte, además de la mencionada caribeña.

Tres siglos de esclavitud con más de cuatro millones y medio de hombres y mujeres fueron capturados hasta que en mayo de 1888, después de una larga lucha, se firma la abolición de una esclavitud sangrienta que ha ensuciado muchas páginas de la historia. Setecientos mil esclavos fueron liberados y cubrieron buena parte de unas tierras en las cuales no nacieron pero que trabajaron. Hoy, en la América del Norte, los descendientes de aquellos esclavos aún mueren como muchos de aquellos murieron, de la misma forma, asfixiados y con el pie en el cuello.

Investigador y escrito

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