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EL BULEVAR DE LA VIDA

La arrogante soberbia

Las firmas encuestadoras Gallup, como la Mark Penn y la Greenberg, se han ganado un respeto que se expresa en una credibilidad que es fruto del acierto de sus predicciones en los últimos procesos electorales.

Recordando las reacciones de descalificación del PRM hacia la firma Gallup en anteriores procesos, por los resultados de encuestas que no le favorecían, y observando las reacciones tan similares del PLD hacia esa misma firma, por las mismas razones y esta misma semana, uno confirma el nivel de gravedad de la enfermedad del No Saber Perder (NSP) en la cultura política dominicana.

Es por ese padecimiento que, cercana ya la hora definitiva de los hornos electorales, uno aconseja mantener el corazón caliente pero la cabeza fría. Todos deberíamos serenarnos y huir de la tentación fundamentalista de confundir nuestros deseos y opiniones con la bendita realidad para, desde ahí descalificar y hasta insultar a todo el que difiera de nuestras opiniones y deseos. El asunto es sencillo. ¿Por qué piensa Ud. que el apoyo de aquel ciudadano a tal o cual candidato se ofrece con la intención de obtener algún provecho personal; pero en su caso, su apoyo al candidato de su preferencia es el resultado de su amor por la patria?

Esa arrogancia moral, esa soberbia fascista, ese complejo de superioridad ética, y aplicación selectiva de la razón, han hecho mucho mal a nuestra democracia y a la civilizada convivencia entre los dominicanos.

Esto ocurre entre profesionales de todos los oficios, pero muy especialmente ocurre entre quienes se dedican al periodismo de opinión, o en las redes ejercen eso que los expertos llaman periodismo ciudadano. La dinámica es la misma: El periodista en ejercicio que milita, asesora y pertenece a un movimiento político de apoyo al candidato de mi preferencia, es un héroe que ha descuidado el ejercicio objetivo y equilibrado de su profesión, y a veces hasta la decencia y el respeto al otro, pero solo porque debe salvar la patria. En cambio, quien siendo periodista se atreve a hacer justo lo mismo, pero en apoyo a otro candidato que no es el mío, ahí mismo está descalificado y, para comenzar, debería por lo menos morirse o dejarse matar, sino a tiros, que sea a insultos y a descalificaciones. Así conciben algunos demócratas la democracia... y “así no podemos, profesor, así no podemos”.

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