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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

Abinader y Raquel ganarán hasta con el 58% de los votos

Las condiciones están dadas para que Luis Abina­der y Raquel Peña ganen hasta con el 58% de votos, el próximo 5 de julio, 2020, cuando el país escogerá su Presidente, Vice­presidente y representantes congresales para el período 2020-2024.

Las posibilidades de que así ocurra crecen a diario, porque en tal dirección apunta el crecimiento sos­tenido en la intención de voto medida por la mayo­ría de las encuestas reali­zadas por las firmas más acreditadas.

Tal tendencia al alza a favor de Abinader, Raquel y el PRM la documentan las mediciones recientes, desde enero a la segunda semana de junio, a menos de veintiún días del certa­men.

En el umbral más con­servador (Centro Econó­mico del Cibao), se con­signó un consentimiento nacional a favor de Abina­der y del PRM de 52%; en las medias (Gallup-Hoy y Greemberg-Diario Libre): 53.7% y 56%, respectiva­mente.

El escenario describe un avance activo en las can­didaturas PRMistas, que continúan creciendo. Por eso todavía pueden au­mentar +2%.

Lo extraordinario es ve­rificarlo pese al conjunto de presupuestos, atados fuertemente a la cultura política nacional, sobre los cuales la candidatura ofi­cial apuntaló sus estrate­gias y basó su campaña.

La calidad de las estra­tegias de campañas no emana de presupuestos o supuestos. Su verificación mediante resultados em­píricos las validan o des­mienten.

Después de hacer más que todo lo tradicional­mente hecho para ganar elecciones y realizarlo, además, de forma aumen­tada, hiperbólica y “a la franca”, sabiendo “como es esto”, los resultados ob­tenidos en los ya sólo to­zudamente refutables ni­veles de simpatías a favor de Abinader y de Raquel indican que, a pesar de la avalancha, obnubilación y el atosigamiento, ha per­sistido, latente, discreta, madura y al acecho esa vo­luntad de cambio que hoy vuelve a refulgir sin nece­sidad de concentración en la Plaza de la Bandera.

Están aquí, vivas —di­ce—, las mismas necesi­dades de nuevas autori­dades (56%), de justicia real (68%), de más y me­jor educación y salud, de mejor organización del tránsito, de mayor poder adquisitivo de la moneda nacional, de mejor y más pulcro manejo de los fon­dos públicos; de más res­peto y observación a la institucionalidad del Esta­do dominicano; de más se­guridad…

Latieron, silentes, cui­dándose de ser detectadas por esos castigadores que, violando los postulados constitucionales, niegan en todo cuanto pueden el derecho de cada domini­cano a tener un vínculo la­boral con el gobierno sin que importe su bandería política, sin que deba ser arrodillado.

Simpatías crecientes a favor de Luis Abinader, Raquel Peña y el PRM im­pulsadas por una voluntad de cambio que es esperan­za tozuda de ser, de mejo­rar; que ha persistido in­variable e íntegra: como anhelo acechando, razón para levantarse y acostar­se; soñándose e imaginán­dose, en cada amanecer, cada noche.

Signo de pueblo desper­tando es este alto deseo de cambio que consien­te a favor de Luis y de Ra­quel. De pueblo con ma­yor consciencia sobre su calidad de propietario del destino nacional y de su democracia; que insiste en sumar adeptos a su de­cisión de votar (69%), ad­virtiendo una abstención de sólo 2% menos que la histórica (29%).

Así responde a la cam­paña de terror.

Dispuesto a otorgar más que el 56% si se garantiza y defiende cada voto.

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