VIVENCIAS
La pequeñez de mente
Estoy convencido que el autor español Fernando Sabater es en el buen sentido de la palabra un “renegado funcional”, entendiéndose por esto, aquel individuo que tiene la rara virtud de desentrañar realidades humanas con un estilo coherente y cuestionador.
Refiriéndose al filósofo George Santayana y la mente estrecha o “vehemencia de la pequeñez”, aduce, que esta es tan notable en las mentes como en los insectos; traduce esta actitud en el hombre, por etapas: “nace plástico e inmaduro, no tarda en tomar de la experiencia causal prejuicios fijos; se le puede enseñar, y alcanza la mezquindad o se la imponen la costumbre y el dogma”.
Equivale a decir, en buen lenguaje criollo, que hay gente que tiene mente de colmado y no de supermercado. La capacidad de imaginar no es un privilegio de unos cuantos, sino de aquellos que superan su estrechez mental. Aquellos que persisten en mantenerse en un círculo vicioso de miserias humanas y limitantes impuestas por el yo, siempre piensan en pequeño, convirtiendo su vida en un auto destierro, en permanente y dolorosa vigilia que le acompaña como la sombra al cuerpo.
El mayor problema de los que sufren de la estrechez mental, es que no tienen capacidad de observación reflexiva, porque sus hábitos mentales no dejan de ser destellos en una noche oscura y sin estrellas. El errante camino de la estrechez mental es la peor traición que una persona puede hacerse a sí mismo.