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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Tecnología y empleo

El impacto de la tecnología en el empleo ha sido estudiado por diversos orga­nismos internacionales, ge­nerando diversas posicio­nes. Algunos entienden que la robotización de la indus­tria genera nuevos empleos y otros argumentan que se pierden posiciones de tra­bajo en la medida en que la tecnología robótica se inser­ta en las fábricas.

Lo cierto es que el desa­rrollo de la robótica en las últimas tres décadas, ha re­volucionado el mercado in­dustrial y laboral en todo el mundo. Los japoneses, que son los mayores produc­tores de robots industria­les (153 mil unidades en el 2016, más del 52% del to­tal), han creado platafor­mas digitales para estable­cer “fábricas inteligentes”.

Diseñar, construir fábri­cas o industrias con equi­pos en red, es fundamental para lo que se conoce como “internet de las cosas”, uti­lizados por grandes corpo­raciones mundiales, como Siemens y General Elec­tric. Estas fusiones sustitu­yen mano de obra humana, por soluciones tecnológi­cas. María Fleischmann, del Banco Mundial, explica que “la automatización es la gran amenaza del mercado laboral en el futuro”.

La Federación Interna­cional de Robótica (FIR), ha dicho que en la actualidad “hay un ejército de 1.63 mi­llones de robots funcionan­do en todo el planeta (…) que realizan tareas repetiti­vas más rápido y con menos errores que las personas. Y todo en pos de la producti­vidad”.

La FIR ha establecido una densidad de 74 robots por cada 10 mil trabajado­res, para indicar el avance en la tecnificación de las in­dustrias, que antes realiza­ban actividades repetitivas con mano de obra huma­na y que hoy son realizadas con robots.

El empleo de robots en las industrias ha incre­mentado la desigualdad en los ingresos. Los exper­tos del BM han planteado la necesidad de repensar la educación y potenciar las habilidades cogniti­vas de los estudiantes, para lograr obtener ven­tajas comparativas con re­lación a las máquinas. Se hace necesario enseñar a los estudiantes las destre­zas que buscan las indus­trias de hoy y del futuro. Las oportunidades están en las escuelas y las esta­dísticas estudiantiles lo re­velan: el 100% de los estu­diantes de América Latina y El Caribe se inscriben en el nivel primario y el 75% en el secundario. En las universidades latinoame­ricanas hay 20 millones de jóvenes, pero sólo se gra­dúan 10 millones y tan so­lo 10 universidades de la región se ubican dentro de las 500 más prestigio­sas del mundo. Esta reali­dad hay que cambiarla, si queremos que nuestros jó­venes complementen con eficacia las actividades realizadas por las máqui­nas.

Para que los humanos podamos ganarle la batalla a un robot y no ser despla­zados, se requieren de nue­vas habilidades. Paula Villa­señor, consultora del BM, indica que las habilidades “no se enseñan, ni se apren­den, ni se evalúan como se hace con los conocimien­tos”. Lograr el desarrollo de las habilidades en los estu­diantes requiere de prácti­cas habituales en las aulas. A saber: alentar el esfuerzo y el trabajo; lograr mayor interacción entre los maes­tros y los estudiantes; lo­grar aprendizaje en base a la cooperación; desarrollar expectativas positivas; ges­tionar adecuadamente las aulas de clase y enseñar a “planear, hacer y revisar”.

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