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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Tecnología y voto electrónico

En las últimas dé­cadas y en todos los ámbitos de la vida, el progre­so económico y social de las naciones ha ido de la mano de la tecnología. La industria, el transporte, la medicina, la agricultura, los servicios, la economía, los sis­temas democráticos, han lo­grado un mayor grado de productividad cuando han hecho uso adecuado de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC’s). Por tanto, hoy día es impen­sable el progreso científico al margen de la tecnología. De hecho, la cotidianidad de la mayoría de los habitantes del planeta está íntimamente relacionada con el progreso tecnológico, cuyos cambios ocurren cada día a una velo­cidad impresionante. Para el investigador de la Universi­dad Castilla-La Mancha, Es­paña, profesor Rubén Martí­nez Dalmau, “el actual nivel de la tecnología no sólo no tiene marcha atrás (…), si­no que va a producir cambios extremadamente veloces en los comportamientos y capa­cidades del ser humano”. Y es que la revolución científi­co-tecnológica que ha expe­rimentado la humanidad, en los últimos años, ha hecho que el mundo viva en coor­denadas internacionales y ha cambiado la vida, la salud y la riqueza de naciones y ciu­dadanos. También ha impac­tado con su fuerza innovado­ra los sistemas democráticos. Uno de estos impactos se ha manifestado a través del voto electrónico.

Hoy día muchos países han integrado la tecnología al ámbito del ejercicio de­mocrático del derecho al vo­to, mediante la celebración de procesos automatizados, donde en lugar de urnas y bo­letas o papeletas, los electores se presentan a votar y lo ha­cen mediante un ordenador o equipo tecnológico, que les muestra las múltiples opcio­nes a elegir y le imprime el re­sultado de su votación.

Muchos países han reali­zado ensayos sobre esta mo­dalidad de votación, otros lo han implementado sólo en algunas zonas y muy pocos lo han utilizado de manera general o de forma ocasio­nal. Rusia, Mongolia, Nepal, Bangladesh, Singapur, Jakar­ta, entre otros, han realizado ensayos sobre voto electróni­co. En cambio, Australia, Ka­zajstán, Noruega, Italia, Rei­no Unido, Bhutan y Filipinas, han realizado ensayos de es­ta modalidad de voto en una ocasión. Por su parte, países como Japón, Norte Améri­ca, Canadá, Argentina, Perú, México y Francia, han rea­lizado votación electrónica en algunas zonas de su terri­torio. Otros países han sido más agresivos en el ejercicio de esta modalidad de sufra­gio. Así, por ejemplo, India, Brazil, Guyana y Venezuela lo han implementado en todo su territorio; mientras que Pa­raguay y Bélgica, lo han im­plementado solo de manera ocasional. Noruega y Dina­marca nunca lo han utiliza­do.

Lo anterior deja claramen­te establecido que los países más desarrollados del mun­do, son los que menos han implementado el voto elec­trónico, durante sus procesos de elecciones, ya sea para ele­gir alcaldes, concejales, con­gresistas o presidentes o pri­meros ministros.

Es importante destacar que algunos países, luego de haber implementado la mo­dalidad de voto electrónico, lo han descartado en su nor­mativa. El caso de Alemania es uno de estos ejemplos. En esa nación europea, se imple­mentó por primera vez el vo­to electrónico en el año 2005. Sin embargo, se elevaron di­versas instancias a la Corte Suprema Alemana, que de­claró la inconstitucionalidad del voto electrónico, toda vez que este sistema representa­ba una limitante para aque­llas personas que no tuvieran habilidades para el manejo de la tecnología y no tenían conocimientos técnicos. La decisión judicial descartó el uso de esta modalidad de vo­tación para el futuro.

Finlandia lo implemen­tó en 2008 y lo descartó en 2016, por el fracaso de los procesos; Holanda, cataloga­da como uno de los pioneros en la implementación del vo­to electrónico, lo descartó en 2008; Irlanda y Noruega en los años 2012 y 2014 respec­tivamente; Reino Unido hi­zo lo propio en el año 2008. En la mayoría de los casos un denominador común: segu­ridad del sistema y confiden­cialidad del voto.

En República Dominica­na recientemente sucedió lo mismo y hemos regresado a la boleta de papel. Es más se­gura y confiable.

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