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Luis Abinader, la cultura como fuente de valores, bienestar y desarrollo

Los candidatos del PRM, Luis Abinader y Raquel Peña.

Los candidatos del PRM, Luis Abinader y Raquel Peña.

En un bien organizado acto celebrado el pasado jueves 21 de mayo, 2020, el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, congregó una representación de la intelectualidad y el arte nacionales para esbozarle las ideas centrales de su programa de gobierno en el área.

En tal encuentro, el candidato presidencial PRMista se comprometió a que, de ganar las elecciones del 5 de julio, para las cuales los más acreditados sondeos le confieren preferencia, su gobierno actuaría en el sector concibiéndolo entre los perímetros de las industrias creativas, bajo el perfil disciplinario de la denominada Economía de la cultura.

Quien suscribe ha propugnado, en solitario, este anclaje desde el 2000. Al ver y escuchar a Alejandro Magno poniendo en práctica y enunciando preceptos y postulados compartidos, Aristóteles debió sentirse complacido.

Estado de situación del sector cultural dominicano

Motivados por tal encuentro con Luis Abinader nos propusimos abocetar sucintamente la situación nacional en el sector de la cultura.

En la web del Banco Central Dominicano (BanCentral) encontramos, encabezando sus “publicaciones recientes”, la “Encuesta Nacional de Consumo Cultural de la República Dominicana” del año 2014. Sobre esta realizamos un abordaje en este diario, concluyendo que es muy bajo el consumo cultural nacional. Incluso el de la industria cinematográfica. La demanda de espectáculos, obras de autores, es casi inexistente. La empresa editorial subsiste por las publicaciones de libros cuasi absolutamente académicos y técnicos. Publicar se ha constituido en una carga económica para los autores, sin posibilidad de compensarlos financieramente, en un acto de responsabilidad cultural que sólo aporta satisfacciones personales.

Igual destino lo comparten la música lírica y sus intérpretes. En torno a estos, el desprecio se ha entronizado incluso oficialmente. El ante pasado ministro cultural afirmó que era algo así como anacrónica. Como si lo fueran Andrea Bocelli y Sarah Brightman. La pobreza de la mayoría de los teatristas, ballerines, artistas plásticos, cantantes líricos, instrumentistas, cineastas independientes y demás es simplemente sórdida. ¿Cómo un cantante lírico puede ganar menos de 172 dólares al mes?

Causas del estado cuasi lastimero de la cultura

Apuntamos a la indolencia ante el arte, los intelectuales y artistas. A la pobreza monetaria y al bajo índice de la calidad humana. A la cuasi inexistencia de industrias nacionales para las cuales los bienes y servicios que las disciplinas aportan sean imprescindibles.

También al colonialismo. A su rasgo principal de adoración de lo foráneo. Lo ilustra el “Informe de la economía dominicana”, enero-diciembre, 2019, del BanCentral. Según este, en él, las importaciones nacionales crecieron +2.29 veces sobre las del 2015, en tanto las exportaciones sólo lo hacían en +0.81 veces, casi 200% por debajo (-1.83 veces).

Igualmente, la cultura, sus servicios y bienes están tan desvinculados de la dinámica económica nacional que el Informe del BanCentral ni se molesta en consignarla, refiriéndola sólo en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). A este, de +3.66% para el año, en el que los alimentos y bebidas no alcohólicas pesan 53.17%, la “Recreación y la cultura” apenas significa el 0.33%, evidenciando que la demanda cuasi inexistente de productos y servicios creativos es el primer obstáculo para mejorar la calidad de vida de los participantes mediante el fomento de la demanda y la consolidación del precio.

El sector, pues, necesita un empuje revitalizador, que lo integre al proceso económico ilustrado por un PIB que cerró el 2019 siendo +42.32% que en el 2015, abocetando una regresión económica fuerte en esta “industria”.

La solución, acciones heroicas y éticas

Así, en el sector cultural, el cáncer del neoliberalismo y el fracaso del sistema educativo han hecho metástasis. Revitalizarlo requerirá acciones heroicas y de un compromiso político enfocado en el objetivo de su recuperación y supervivencia.

Este compromiso lo ha asumido, antes que otro candidato, el señor Luis Abinader.

La tarea sectorialmente urgente es fomentar la industria a través de consolidar a sus agentes económicos. La producción y demanda de investigaciones, conocimientos, tecnologías y artefactos y dispositivos creativos. Enfocar vías para integrarlos a la formación del PIB e, indirectamente, al fisco.

Se requerirá fortalecer el sistemas de validación y de convencionalismos para hacerlos fuente de inversiones protegidas. Tareas a conducir por un funcionariado ético, sin máculas anteriores y aprecio sectorial, con capacidades comprobadas para gestionar las instituciones culturales sin perder de mira esos objetivos.

Abinader y su propuesta

En tal escenario, las consecuencias quedan patentes en la reducción del activismo cultural nacional casi hasta cero. La propia gestión cultural oficial perdió todo el brillo y justificación; con pocos resultados, evidencia la falta de interés de sus más recientes responsables en impulsar el logro de los objetivos a que obligan la Ley 41-00 y los articulados constitucionales.

Como consecuencia, en el sector existe un profundo malestar.

En tal espacio y circunstancia, las palabras del candidato Luis Abinader constituyen el único aliciente recibido por los trabajadores del sector en la presente campaña política.

El candidato PRMista propone, en síntesis, fortalecer las industrias culturales. Es decir, anclar el sector a la dinámica económica y a los fines del desarrollo económico-social inclusivo y sostenible.

Robustecerlo para que pueda acreditar al PIB, lo que significa incrementar su importancia y peso económicos.

El encuentro fue un punto a su favor. Más allá de entenderlo acertadamente como fuente de la identidad y la compactación nacional; como síntesis del proceso socio histórico nacional, encarnado en preferencias, costumbres, imaginarios, realizaciones materiales e intangibles y cosmovisiones; como fuente de unos valores de civilidad y ciudadanía que amplios sectores nacionales urgen robustecer, Luis Abinader ha propuesto al sector un abordaje econométrico del tema, con el objeto de que se hagan realidad lad hoy letras muertas de la Ley 41-00 y de los articulados sobre el tema contenidos en la Constitución de la República.

Entre los valores relativos a la cultura que a diario adquieren significativa importancia están: a) la libertad de expresión, b) el derecho a la autoestima, c) la tolerancia, d) la diversidad y e) la pertenencia, f) la ética, entre otros.

Todos fueron enunciados por el candidato en su breve alocución. Y, de manera práctica, propuso el único modo de hacer esto realidad: que el Ministerio de Cultura retome su deber ser de: entidad de fomento al desarrollo más cualitativo que cuantitativo de las creatividades cultuales y del conocimiento, en todos los ámbitos y en todas sus expresiones. Comprometiéndose a constituir al Presidente de la República en un aliado del sector.

La cultura como estamento esencial de las naciones

Desde el 20 de diciembre del año 2013, mediante resolución A/RES/68/223, la Organización de Las Naciones Unidas ha estado solicitando a los estados miembros, “las organizaciones no gubernamentales pertinentes y los demás interesados” tener “debidamente en cuenta la cultura y el desarrollo sostenible en la elaboración de la agenda para el desarrollo después de 2015”.

En la misma, reconocía que “la cultura es un componente esencial del desarrollo humano, que constituye una fuente de identidad, innovación y creatividad para las personas y las comunidades” y que es “un factor importante para la inclusión social y la erradicación de la pobreza al promover el crecimiento económico sostenible y la implicación en los procesos de desarrollo”.

De aquí que no haya desarrollo integral excluyendo de él a los artistas, creadores, artesanos, investigadores e intelectuales.

El destino de la cultura, factor fortificante de la economía creativa

La situación ilustrada por nuestras estadísticas revela arritmia y a sincronía en nuestro proceso cultural respecto al global, en sus plazos presente y futuro, tanto en términos cuantitativos como estructurales.

Lo corrobora la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNTAD, por sus siglas inglesas) en su publicación “Perspectivas de las industrias creativas. Tendencias en el comercio internacional de las industrias creativas, 2002-2015”.

Para el período, informa "un crecimiento significativo en la economía creativa" y considera "que el sector puede hacer una valiosa contribución al logro de los objetivos de desarrollo sostenible", indicando que "es un sector con un potencial considerable para la inversión actual y futura".

Agrega que, a nivel mundial y entre 2003-2015, creció a un promedio de +7.34% anual dado que sus exportaciones mundiales pasaron de US$208 mil millones en 2002 a US$$509 mil millones en 2015..., más que el duplo.

Sin embargo, la exportación de estos bienes se mantiene como acción exclusiva de los veinte países más desarrollados. En el 2015 China pasó a liderar este campo en tanto los Estados Unidos devenían en los principales importadores.

Mundialmente, las industrias creativas están dominadas por las nuevas ideas y propuestas, es decir el diseño, el cual acapara el 59% de su tamaño. Las artesanías, los audiovisuales, los medios noticiosos, las artes escénicas y las artes visuales completan el restante 41%, sorprendentemente dominado por las artes visuales (12%) y los medios noticiosos (10%).

El encuentro del sector cultural con el candidato Luis Abinader fue organizado por el poeta y político Tony Raful.

Luis Abinader, en marcha en el Distrito Nacional

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