PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA
¿Qué aclara el humo de Duquesa?
Este agrave asunto requiere soluciones técnicas que me superan ampliamente. Concluyo mi introducción a la Doctrina Social de la Iglesia, con tres valores íntimamente vinculados a todo problema humano, también la basura: la verdad, la libertad y la justicia.
En el siglo XIX, los apaches mescaleros y chiricaguas del Sur Oeste de los Estados Unidos daban la alarma acerca de un peligro inminente con señales de humo. El humo de Duquesa señala esta verdad: a pesar de las denuncias, acuerdos, promesas, artículos como éste y diferentes liderazgos, este asunto que, causa serios problemas a la ciudadanía desde hace décadas, no se ha resuelto. Se puede esconder una solución falsa, pero es imposible disimular una señal de humo que arropa media capital. Los entendidos podrán establecer las responsabilidades; a nosotros como sociedad nos toca reconocer esta verdad: ante este desafío hemos fracasado hasta ahora.
Parte de la verdad es reconocer que como sociedad no estamos acostumbrados a que los gobiernos y entidades privadas nos exijan participar en solucionar nuestros propios problemas. Demagógicamente se evita responsabilizarnos a los ciudadanos y nuestras organizaciones. Sin pretender excusar a los que han administrado este delicado y mal oliente asunto, cuando se habla de recoger, trasladar y verter toneladas de basura, necesariamente hay que apelar a la responsabilidad ciudadana. Puedo asegurar, que ya en 1980 la ciudad de Washington, D.C., obligaba a todo ciudadano y núcleos urbanos a depositar su basura, por lo menos en tres contenedores diferentes: lo orgánico, plásticos - vidrios y papeles. La plenitud de la libertad no reside en la comodidad, sino en responsabilizarse del bien común. Duquesa revela que nuestra responsabilidad ciudadana no huele bien.
Finalmente, la justicia nos puede orientar respecto de las prioridades a la hora de cosechar la riqueza que aporte el reciclaje de la basura. El país tiene experiencia en capacitar a trabajadores pobres bajo un mismo techo o durante una cosecha. Para poder reciclar la basura, primero hay que promover a los buzos en formación, prestaciones y organizaciones justas y formativas.
La basura es segura. Manejarla adecuadamente exige competencias técnicas y también, como todo asunto humano, requiere: verdad, libertad y justicia. (Ver, Pontificio Consejo « Justicia y Paz » 2005, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, números 197 – 203).
El autor es Profesor Asociado de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu.do