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EN LA DIANA

Reapertura y expectativas macroeconómicas

Primer tiro No puede haber ninguna duda de que la prio­ridad entre las prioridades es crear todas las condiciones para una reapertura, norma­lización y rápida recupera­ción desde el mismo inicio del periodo post cuarentena. La reincorporación de más de 800 mil trabajadores suspen­didos requiere de la apertu­ra total de las más de 50 mil empresas que dispusieron es­tas suspensiones laborales. La disponibilidad de recursos y la flexibilización monetaria y crediticia han sido dispues­tos y creadas por el Banco Central. Aunque en el mes de abril el crédito al sector priva­do en moneda nacional creció un importante 1.1%, es muy probable que se requiera de un mayor ritmo de colocación de los recursos liberados del encaje, y sobre todo, de una mayor focalización en las pe­queñas y medianas empresas que tienen trabajadores sus­pendidos, y que tienen alto impacto multiplicador o en­cadenamientos productivos. Adicionalmente, hay empre­sas medianas y grandes que no quieren tomar préstamos y muchas entidades de inter­mediación financiera no van a prestar a deudores (empre­sas, hogares y consumidores) que no puedan pagar, todo lo cual conduciría a la conclu­sión de que quizás una mayor flexibilización sea necesaria.

Segundo Tiro Un elemento fundamental pa­ra una recuperación rápida, ordenada y con estabilidad es la creación de expectativas en el sector privado de que alcan­zar tal propósito es factible, para lo cual una condición ne­cesaria es divulgar datos e in­formaciones, empezando por el contenido de un Plan de Apertura y Recuperación. La revisión y actualización del Marco Macroeconómico, del Plan Plurianual del Sector Pú­blico y del Plan de Inversiones públicas deberían ser los pri­meros contenidos a divulgar, y a someter a la consideración del sector privado y de toda la opinión pública, pues es el Go­bierno y todo el sector publico quienes deben convencer a la población de que una recupe­ración post cuarentena rápida, que restablezca los empleos suspendidos, con bajo riesgo de resurgimiento de otra pan­demia, y con una reducción de la vulnerabilidad de la po­blación a los efectos de las en­fermedades transmisibles, son objetivos alcanzables en el cor­to plazo, resaltando también que las metas de los ODS vin­culadas a la pobreza, la segu­ridad alimentaria, la salud y la educación son ahora mucho más prioritarias que antes.

Tercer Tiro Los fundamentos macroeco­nómicos de corto plazo cam­biaron, y un menor nivel de ac­tividad económica determina un nuevo equilibrio en los mer­cados monetarios, crediticios y cambiarios. Pero, así como no puede haber ninguna duda de que los valores de equilibrio del déficit fiscal y de la deuda públi­ca son ahora permanentemen­te mayores que antes de la cua­rentena, no es posible afirmar lo mismo con respecto al déficit de la cuenta corriente de la balan­za de pagos y el nuevo tipo de cambio de equilibrio. Un posi­ble aumento del déficit del sec­tor externo de la economía seria transitorio, y su tamaño es aún indeterminado. Pero las expec­tativas de devaluación y el alto ritmo de depreciación de la mo­neda nacional observado solo tendrían sentido si se confirma­ra un gran déficit externo no fi­nanciable con todas las entradas de recursos externos que la nue­va situación podría determinar. Con un aumento del déficit ex­terno transitorio y financiable, la tasa de devaluación actual y las expectativas devaluatorias exa­geradas no tendrían fundamen­tos.

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