ORLANDO DICE...
De paso y repaso
Los candidatos andan de paso y repaso, e igual hacen de paramédicos que de guagüeros. Se les piensa y se les ve tirado a la calle del medio como si el coronavirus fuera tarea de campaña.
Se suponía que Gonzalo Castillo tenía todo el dinero del mundo, pero Luis Abinader no se siente a menos y por cartera no fracasa. Aunque los aviones que llegan a China hacen diferencia. Leonel Fernández luce pobre ante estos dioses de la abundancia, estos Creso de la política, y que se sepa, no es Ciro para vencerlos en la batalla electoral.
Fernández salió de último, y en este caso y circunstancia difícilmente llegue primero. Parece que no pensó que la estrategia de dar sería tan exitosa, descuidó ese flanco, y cuando lo pensó dos veces, era tarde.
La gente de Nueva York no le respondió con la prontitud que esperaba y no hay dudas de que sus arcas están en situación precaria. Su yo también (me too) da pena.
Abinader fue aleccionado a tiempo. Cuentan (leyenda urbana) que se tomó una foto con una pierna encima de un escritorio y la subió a las redes para que se viera que respetaba la cuarentena. ¡Craso error! Cuando se quiso comprobar el efecto, fue el propio de un bumerán, como el tiro que sale por la culata. Bajó a mil en la encuesta del día siguiente.
Eso explica que guantilla en mano y mascarilla en cara se fuera a correr riesgos, a exponerse a contagio, pues la gente no quiere candidato en espíritu, sino en persona.
Lo cual por igual se demuestra con las juramentaciones. Podrían hacerse virtuales, unos allá y otros aquí, pero no se vería bien ni tendría el mismo beneficio. Aunque esa imagen con disfraz desdice la pureza del trato. Con sigilo sería mejor que con ruido.
No es lo mismo montarse en la estación que con el tren en marcha. Castillo y Abinader dan la impresión de carretillas recogiendo oportunistas que quieren ir a la playa como fuere.