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MIRANDO POR EL RETROVISOR

Conexiones emocionales en tiempos de pandemia

El suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, integrantes del llamado “Big Three” (tres grandes) del tenis mundial, han creado un fondo para ayudar a los jugadores de esa disciplina con dificultades económicas debido al nuevo coronavirus Covid-19.

Decidieron ir en auxilio de los tenistas que están en la parte baja de la clasificación, debido a que no son apoyados por la federación que organiza los principales torneos, no tienen patrocinadores y dependen de sí mismos para subsistir.

Un gran gesto de estas leyendas del tenis que pueden esperar con holgura económica la reanudación de los torneos cuando pase la pandemia, pero no así sus colegas con bajos ingresos, ahora mucho más limitados, porque las competencias estarán suspendidas por lo menos hasta julio del presente año.

En otra demostración de solidaridad en estos tiempos de pandemia, Tom Moore, un británico de 99 años y veterano de la Segunda Guerra Mundial, se impuso el desafío de recorrer a pie 100 veces los 25 metros de largo de su jardín antes de cumplir los 100 años de edad, con la intención de recaudar un millón de libras esterlinas para el personal sanitario de su país.

La generosidad del público superó las expectativas de Moore, quien logró recaudar más de 18 millones de libras esterlinas, convirtiéndose en una verdadero héroe en Reino Unido por apoyar a los que llevan sobre sus hombros la peligrosa responsabilidad de evitar muertes por el Covid-19.

En Herat, Afganistán, cinco adolescentes con edades entre 14 y 17 años abordan cada día el automóvil de su padre para dirigirse a un taller de mecánica, donde desarrollan respiradores artificiales usando piezas de automóviles para aportar en la lucha contra el letal virus.

Ellas son integrantes de un galardonado equipo afgano de robótica y, en lugar de quedarse en sus casas para evitar contagiarse del Covid-19, se arriesgan en recorridos por rutas secundarias para eludir los puestos de control que la policía ha implementado a fin de mantener el confinamiento en esa ciudad.

“Si salvamos aunque sea una vida con nuestro dispositivo, estaremos orgullosas”, comentó Somaya Farooqi, una de las adolescentes, sobre su loable determinación en un país que sólo tiene 400 respiradores para una población de alrededor de 36,6 millones.

También en Gran Bretaña, en el peor momento de su lucha para sobrevivir al coronavirus, el médico Poorna Gunasekera, de 57 años, dice que vio tres rayos de esperanza.

Luego de un agravamiento de sus síntomas por el nuevo coronavirus, el facultativo fue trasladado a un hospital en el sureste de Inglaterra, donde tres ex alumnos no lo pensaron dos veces para ir a atenderle con el mismo empeño y dedicación que el maestro tuvo para transmitirles sus conocimientos.

Poorna, tras ser dado de alta el pasado 9 de abril, maravillado por la decisión de dos de sus antiguos estudiantes que ahora son médicos y otra enfermera, dijo que ese detalle fue un mundo de diferencia para él, en medio del aislamiento y la incertidumbre porque sus pulmones estaban a punto de colapsar.

Y en el país, el pugilista dominicano Félix “Mangú” Valera, quien logró el cetro mundial semipesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en el 2015, decidió poner a un lado los guantes y el saco de boxeo para ir en auxilio de residentes en el sector Villas Agrícolas de la capital, donde nació y creció.

Son vecinos de escasos recursos que atraviesan una situación apremiante por la incidencia del coronavirus en el país y, aunque Valera como boxeador todavía no ha ganado tanto dinero, considera que la situación es para mirar a la gente más necesitada, ir con algo en la mano y compartir con ellos.

Precisamente en una misa el pasado 19 de abril con motivo del Domingo de la Misericordia, el papa Francisco expresó que este tiempo de pandemia es ideal para eliminar las desigualdades.

El Papa reflexionó sobre el peligro de olvidar al que se queda atrás y respecto al riesgo de que nos golpee con más fuerza otro virus peor que el Covid-19, el del egoísmo indiferente.

Los gestos de los tres famosos tenistas, las adolescentes afganas, el anciano veterano de guerra, los ex alumnos del médico y del boxeador dominicano, muestran la mejor cara de la solidaridad cuando otros están tan paralizados como el planeta, pendientes exclusivamente de garantizar su propia seguridad y subsistencia.

Como estos cinco casos citados, cada día vemos ejemplos de miles de personas en el mundo que han tendido manos solidarias en este tiempo de muertes, dolor y desesperanza.

Y asumir una actitud solidaria ni siquiera implica invertir cuantiosos recursos económicos.

A veces puede marcar la diferencia tan solo una palabra de aliento para la persona que vive la angustia de si lograra sobrepasar una infección que ya ha matado a cerca de 200,000 en el mundo.

Como bien dijo el médico Poorna Gunasekera, en medio de este distanciamiento físico tenemos la enorme oportunidad de cultivar cada día conexiones emocionales que nos preparen para propiciar, cuando pase esta crisis sanitaria, un mayor acercamiento entre los seres humanos.

Esa empatía emocional puede significar un mundo de diferencia para quienes aislados hasta de sus familias necesitan tan solo una palabra de aliento.

Estamos en un tiempo ante el cual, como apuntó el papa Francisco, todos somos frágiles, iguales y valiosos.

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