El Covid-19 ¿Cambiará el mundo?

Entiendo que no, que el mundo ha estado en un proceso de cambio acele­rado, especialmente con la llegada del año 2000 don­de no solo cambiaba el siglo, sino tam­bién el milenio. Luego llegó el revulú del 2007, año en que Steve Jobs pre­senta el revolucionario IPhone. Face­book había sido anunciado en el 2006 y Twitter también nace en el 2007. Ese mismo año Google lanza el sistema Android y al mismo tiempo Kindle pa­ra leer libros digitales. También nace el ya famoso Bitcoin así como el sistema de contrataciones Airbnb. Ya un año antes, a finales del 2006 internet lle­gó a los mil millones de usuarios. Las energías renovables solar, eólica y de hidrógeno, toman un nuevo brío a par­tir del 2007.

No hay dudas de que el mundo ha ido cambiando rápidamente y que ahora, con la aparición del Covid-19, cambiará drásticamente en el aspecto sanitario con un reflejo muy importan­te en el aspecto económico.

Todo parece indicar que Covid-19 tiene un primer ciclo que abarca de seis a ocho semanas, en la mayoría de los países; que ahí llega a sus cifras to­pes de contagiados y fallecidos, que se estabiliza un poco en ese punto y luego comienza a descender.

Cada día se siente más la presión de la gente que agobiada por las necesi­dades económicas reclama la vuelta a sus puestos de trabajo, a la productivi­dad, y a recibir los ingresos que le per­mita cumplir sus compromisos econó­micos.

En nuestro caso, parece que nos es­tamos acercando a la plataforma más alta y que pronto comenzaremos a des­cender. Este será el momento en que nuestras autoridades deberán tener un plan de acción para gradualmente res­taurar lo que ya sería una nueva nor­malidad en la vida de los dominicanos.

Hasta tanto se aplique una vacuna generalizada, será muy riesgoso y di­fícil restablecer las actividades depor­tivas, artísticas, políticas, sociales y de trabajo que impliquen congregaciones multitudinarias.

Nuestro liderazgo político, económi­co y social debe irse preparando para asumir las nuevas responsabilidades que ya se avistan para el futuro inme­diato