ORLANDO DICE
Veleidoso, voluble
No podría hablarse de los cambiantes vientos del pueblo, pero sí del votante veleidoso o del temperamento voluble del dominicano.
Una brisita le muda el ánimo, y como no se sabe qué lo llevaba a pensar, opinar y actuar de una manera, tampoco de la otra.
Sin embargo, y es lo que preocupa, se advierte una situación parecida a la de Tana, la Maricutana, de “se me fue la liza después de agarrada”.
La pandemia provoca una circunstancia sanitaria, pero igual crea condiciones políticas nuevas, una Plaza de la Bandera de soplo diferente, o contrario.
Hablaba en la entrega de ayer del actual giro de campaña, y que no se parece notar, pero que ya se mide y cuyos números son ominosos. Toña la Negra cantaba de Mujer a Mujer, Gonzalo Castillo y Luis Abinader de Cartera a Cartera, y el objeto en disputa sería la presidencia de la República.
Las encuestas tienen humores diferentes, y no es igual una de radio o de periódico que otra hecha por medios más sutiles o tecnología más moderna. Los resultados siempre serán los resultados y cada cual sabrá cómo carga su mochila, si al hombro o en la espalda, aunque la reacción del oponente será decisiva. Lo que está ocurriendo ahora.
Nerviosismo evidente, carrera de ambulancias y hospitales de campaña para que las heridas curadas a tiempo no lleguen a mortales. Un viejo refrán cobra realidad política: No van lejos los de alante si los de atrás corren bien. No hubo tropiezo, nadie metió pie, tampoco se redujo la velocidad.
Simplemente cambió la pista, y ahora los antiguos obstáculos se echaron de lado y se compite en un ambiente más despejado.
La sospecha llegó primero y de mano de la intriga de por qué números viejos eran presentados como nuevos, y sobre todo, en medio de una angustia que no era electoral. Ahora sí es electoral. Subir tiene valor, pero no tanto como alcanzar, empatar, y todavía más, sobrepasar, aunque por pocos puntos. Las ventajas al principio no asustan, pero sí al final. Ojalá la fábula no tenga moraleja.