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EN LA RUTA

Mala leche

Por más que se quiera disimular, y aun sea disfrazado de discursos conciliatorios y llamados a la concordia, lo cierto es que la lucha política no la ha detenido la pandemia del coronavirus. En la práctica y de manera soterrada (aunque comprensible) subyace la intención de sacar beneficio a las acciones, y lo que es peor, atacar mediante la descalificación a quien hace o está haciendo algo.

El país ha visto como, cual timonel de un barco en tempestad, el presidente Danilo Medina ha asumido de forma valiente y responsable las riendas de una situación complicadamente difícil.

La nación no tiene dudas que las autoridades de Salud Pública han estado desempeñando su rol de manera correcta, como también ha visto con buenos ojos lo que, y desde su condición de empresario y ente social, el candidato presidencial oficialista, Gonzalo Castillo, ha estado aportando. De ahí que muchos le atribuyan un matiz político a las acusaciones de sobrevaluación que se han hecho a las compras de insumos y materiales que se han realizado a raíz del decreto que declara de urgencia dichas adquisiciones.

Nada humano puede descartarse, sobretodo cuando la escasez abre las compuertas del peculado y la especulación. Pero las redes sociales no son tribunales y quien tenga datos de alegadas irregularidades debe denunciarlos en la justicia.

El presidente de la República hizo bien con nombrar una comisión multisectorial de veedores para supervisar los procesos de compra, pero pretender que las compras se hagan a precios normales de mercado en momentos de extrema urgencia, cuando el mundo entero anda detrás, al precio y de la forma que sea, de los implementos para enfrentar el Covid-19, es un planteamiento ilógico y de mala leche.

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