¿Nuevas alianzas?

Se suponía que el problema era de cambio de fecha de las elecciones presidenciales y congresuales ante la dificultad o imposibilidad de celebrarse el 17 de mayo.

Que era decidir que fuera en junio o en julio, pero que todo lo demás seguía igual, como fue convenido en principio, tanto en lo que tiene que ver con la Junta Central Electoral, como con los partidos.

Sin embargo, debió llamar la atención, y no lo hizo, que en el documento que fuera sometido al organismo se planteen situaciones nuevas.

Las organizaciones firmantes demandan condiciones para nuevas alianzas, con lo que se variaría lo establecido y la JCE se vería obligada a abrir plazos.

El tiempo de por sí sería escaso, y sin embargo, las consabidas quisieran que se les permitiera reconsiderar lo aprobado.

No dicen mucho, pero más que fácil inferir que buscan deshacer acuerdos, anular pactos y mejorar sus perspectivas.

Una consecuencia inmediata de lo sucedido en las municipales, en que no llenaron las expectativas, en las que tuvieron un desempeño precario, y si el tiro no salió por la culata, tampoco dio en el objetivo.

Quieren o apearse de la guagua o montarse en otra que sea más cómoda o pueda llevarlos más lejos. Aunque inteligentemente buscarían retirar boletas o candidaturas.

Sorprendentemente se dan cuenta de que conviene menos candidaturas, en lo que todo el mundo estaría de acuerdo, pero que no tiene nada que ver con la Junta, que ya confeccionó boleta y se dispone a imprimirla.

Aunque la ocurrencia es una experiencia fatal que confirma el ánimo de los partidos que se conoce desde hace tiempo: fastidiar por fastidiar e intentar poner la Junta Central Electoral contra la pared.

Si el órgano electoral brinca el apartado 14 y solo se ocupa de lo principal: el cambio de fecha, estos buscarían apoyo en los partidos grandes, de manera que estos presionen, creyéndose beneficiarios de esa mudanza de última hora.

El oportunismo siempre está al acecho y lo peor es que se sale con la suya, y la suya nunca es lo mejor.