Coronavirus: hacia la resilencia social de las manos, con heroicidad

“Que se abran cien flores, que compitan cien escuelas…” Mao Zedong, 1956.

En la vorágine mundial desatada por el Coronavirus de Wuhan los médicos, paramédicos, bomberos y miembros de la Armada y de la Policía Nacional registran por doquier acciones heroicas, de entrega máxima y servicio.

Más heroicas aquí y allí donde los sistemas de salud bregan por ser pensados, constituidos, estructurados y gestionados para garantizar la salud colectiva ante catástrofes sanitarias.

El Covid-19 golpea fuerte a los envejecientes de las clases medias y altas residentes en sectores bien urbanizados y alta demanda de servicios ostensibles. Su letalidad proyectada por el gobierno estadounidense para su territorio produce aterrorizada exoftalmia: entre 100 mil y 240 mil muertes, cuyo pico ocurrirá en dos semanas. La mortalidad del Covid-19 es 2.2% en las América; 5% global y localmente.

Cifras sobrecogedoras.

Aquí, el Ministerio de Salud Pública entregó (hasta el 01-04-2020), cifras indicativas de un crecimiento diario de contagios confirmados que promedian 96.15 (últimos 13 días). Tal resultado cuestiona el respeto ciudadano a las medidas preventivas. Junto a otros datos, acreditan las denuncias de negación de servicios a los infectados y su debido aislamiento. También, el nivel real de riesgo de esta pandemia para todos.

Veamos.

Entretanto de las garras del Covid-19 ha escapado alrededor del 21% de afectados (globalmente, hasta el 01-04-2020), en las Américas lo logra el 4.42% y entre nosotros, el 0.7%, para una tasa local de recuperados de 28.93 veces y 5.3 veces menos que en todo el mundo y que en la Región, respectivamente.

Es un resultado que honra a nuestros héroes y señala hacia la gestión hospitalaria y el manejo de los casos. Tal desempeño —que esperamos mejore— define saldos de gobernanza y gobernabilidad a reforzar. Integrar a las organizaciones de la sociedad civil y asignarles roles solidarios, que incrementen la salubridad, seguridad y supervivencia colectivas, aparece como necesidad apremiante. Actuarían a través de entidades del ramo: Colegio Médico Dominicano, sociedades médicas, Pastoral de la Salud (Arquidiócesis de Santo Domingo), etc. Decenas de pisos, parqueos y edificios multiusos vacíos y desocupados existentes pueden alojar enfermos después de su higienización. Urge ampliar el ejército de héroes. Apremia el tiempo.

La gerencia política científica reclama mentes abiertas, dispuestas a romper paradigmas institucionales obstructivos de la eficiencia favorable al bien común. ¿Su meta? Mejorar y corregir los procesos que incuban falencias. ¿La logística? Facilitar la integración eficiente y no intermediada ni obstruida de actores y recursos. Corregir políticamente cualquier acción no liberal y no comunitaria.

Cuando el gobierno no puede con todo no es sano pretender cargárselo todo. Ante el Covid-19, las soluciones individuales a las que muchos se acostumbraron, ejercitando la racionalidad y egoísmo sociales extremos, ya no aplican. No serán exitosas ni eficientes como fueron ante la ingobernabilidad energética (instalando plantas e inversores) y en el suministro de agua potable (construyendo cisternas o reservorios).

El Coronavirus de Wuhan es imprevisible si es abordado desde fuera de las ciencias. Demostró la alta exposición de todos, especialmente de quienes poseen mayor poder de movilidad y residen en zonas de mayor concentración urbana. Ante él, ninguno está a salvo.

El reto es ir hacia la resilencia social de las manos, con heroicidad.