Héroes desde sus criptas

He sido de los que ha pro­puesto al presidente Danilo Me­dina que decrete la cuaren­tena total por la mayor can­tidad de días que se pueda. Pero lo he hecho asumien­do la alteridad que supone entender que, desde afue­ra, no se está en condición de definir las inercias que enfrenta el gobierno para tomar una decisión de esa naturaleza.

Así, he llegado también a proponer a nuestro li­derazgo político de oposi­ción ofrecer al gobierno el respaldo necesario en sus bancadas legislativas, a los fines aprobar una modifica­ción a la ley que rige las Ad­ministradoras de Fondos de Pensiones que permita usar éstos para subvencionar el consumo mínimo del pre­cariado.

Pero gran parte del lide­razgo político de oposición está sordo a propuestas de soluciones reales; y se ma­nifiesta solo en la burbu­ja de las ilusiones, jugando a la hueca retórica del des­aliento, ejercida con fines politiqueros, que en modo alguno constituye aporte de significación.

Así vemos a algunos, que desconocen las dimensio­nes estructurales del po­der –porque jamás lo han ejercido– vaciar en mensa­jes por redes y otros medios de comunicación, las rece­tas del “mata sanos”, rego­deándose en falsas compe­tencias y en un saber írrito y vanidoso, que solo impre­siona a insulsos y escasos de instrucción.

Y a veces, lo peor es que lo hacen desde sus criptas doradas, desde el solaz que les dispensan las comodida­des de su hábitat burgués, de agua fría y caliente, de latería importada y caviar Beluga iraní; y el pueblo advierte entonces la inepti­tud para sacrificarse en su beneficio, su falta de voca­ción para el altruismo que fingen, y reconoce además, que más que sus servidores, aspiran ser sus verdugos.

¡Nadie quiere emular el heroísmo del doctor Cruz Jiminián, nooo! El heroís­mo –en algunos de es­tos líderes opositores– so­lo alcanza para emitir, cual anacoretas vencidos, desde una cripta en casa, donde apenas se les ve del cuello hacia arriba, utilizando in­cluso las técnicas de las vi­deoconferencias, mensaji­llos que subliminalmente sugieran que ellos lo harían mejor, y así, sacar, de la pe­nuria, la baza del favor elec­toral que satisfará sus almas disminuidas por la ambi­ción de poder como fin en sí mismo.

¡Salgan a las calles, ex­pónganse como lo hacen el presidente, Montalvo, José Ramón Peralta o el ministro de salud! ¡Salgan, pero no a buscar, sino a dar, a dar de sí, no ejerzan su heroísmo protegidos en sus criptas!