FE Y ACONTECER
Dame de beber
III Domingo de Cuaresma 15 de marzo de 2020 – Ciclo A
a) Del libro del Exodo 17, 3-7.
En esta primera lectura encontramos al pueblo de Israel que murmura por la falta de agua en el desierto. Esto se repetiría en otras ocasiones en que faltaba el alimento o el agua, en su larga travesía hacia la tierra prometida. La respuesta del Señor es clara, hace brotar agua de la roca, arrancada maravillosamente ante los ojos del pueblo por la misma vara poderosa que tocó las aguas y dividió el Mar Rojo para que el pueblo pudiese pasar hacia la libertad.
El mismo Dios del Éxodo es el que sigue mostrando poder y voluntad de salvar, a pesar de la desconfianza y de la rebeldía de los que tienen que ser salvados. Él nos ha dado a su único Hijo, Jesucristo, quien, como veremos en el Evangelio, nos ofrece el “agua viva”, que sacia de manera definitiva nuestra sed y nos lleva a la vida eterna.
b) De la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 5, 1-2.5-8.
El Apóstol hace una proclamación kerygmática de lo que Dios ha hecho por la humanidad, por medio de Cristo que lo ha llevado hasta dar la vida por todos. Y centra su pensamiento en lo que significa en la vida presente para los creyentes ser justificados por la fe. La salvación es una gracia de Dios que se nos otorga mediante nuestra confianza en Jesucristo. Esta gracia que nos llega por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado. Dios es quien sale al encuentro del hombre. Renunciemos a la vida de pecado y dejémonos encontrar por quien de verdad nos ama de manera incondicional.
c) Del Evangelio de San Juan 4, 5-42.
El Evangelio de este domingo nos refiere el diálogo de Jesús con la mujer samaritana en el que Jesús desarrolla toda una pedagogía catequética. La conversación de Jesús con la samaritana discurre desde su sed, que le pide de beber a la mujer, hacia el agua que Él le ofrece a ella, agua viva que apaga la sed para siempre y se convierte dentro del que la bebe en surtidor que salta hasta la vida eterna. Ese es el don de Dios que ignora la samaritana: la vida en plenitud eterna por medio de la fe en Jesús, Mesías e Hijo de Dios.
La referencia al Agua viva resulta obvia de la lectura evangélica del tercer domingo de Cuaresma en relación directa con la primera lectura del Éxodo. El Agua viva es el don de Dios, unido necesariamente al conocimiento de Jesús porque Él es el don del Padre para la salvación del hombre, y que hace alusión también al Espíritu Santo, según textos paralelos y aclarativos que encontramos en el mismo evangelio de San Juan.
Como tema bíblico, en los libros proféticos y sapienciales el agua es símbolo de los bienes mesiánicos y de la sabiduría; respectivamente. El Agua, pues, es signo de un don de Dios que es Persona, Cristo Jesús; es signo del amor del Padre que nos justifica y salva por Cristo y el Espíritu. Agua y Espíritu están en mutua referencia bautismal para regeneración y vida del que cree en Jesús, de cuantos queremos en esta Cuaresma recorrer de nuevo el itinerario de nuestra fe y renovación bautismales, como preparación al misterio pascual de muerte al pecado y vida nueva con el Señor resucitado. Oremos juntos por la salud del mundo entero.
Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra.