Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

EL CORRER DE LOS DÍAS

Manuel del Cabral, poeta de la patria

Avatar del Listín Diario
MARCIO VELOZ MAGGIOLOSanto Domingo

Y 2

Creo en lo nacional también como una forma política de “ejercer” la poesía y por ello Manuel del Cabral encarna gradualmente los valores de la poesía de este tipo, Lo nacional surge cuando la burguesía convierte la democracia en una formula social en la que los valores secunda la existencia de la división de clases. .En la antigua Grecia, donde naciera el voto el mismo tenía otro fin social que hizo de la promoción y creación del exilio opositor un modelo de acallar voces incomodas. Eran los valores humanos y no los de una clase, el premio social. Pero cuando Grecia premia los valores morales, culturales y políticos, deja fuera al pueblo llano. El oligarca es quien decide el poder. También, en el siglo XIX dominicano algunos intelectuales consideraban que el analfabeto no debería tener el derecho a elegir, dada su ignorancia. La democracia nació escindida, trozada. En tal sentido vota también quien puede y cuesta dinero ser candidato a los cargos. El precio de la democracia está atado a valores pecuniarios. Por ello, hoy como ayer, la democracia es un producto mercadológico, y sus valores también lo son.

Del mismo que no creo en la oscura y reductiva selección de poetas nacionales, creo que existe, en puridad de análisis, más de una cima literaria y en la poesía, y en las artes por su variedad, lo cimero puede ser diferente en cada caso, y lo que se valora, por tanto, será diferente según sea la visión diversa del lector y del crítico dentro de un sistema político como lo predicara Arnold Hauser. Para ello no existe solo un inflexible canon. Sobre esta valoración para mí, Manuel del Cabral es también un poeta nacional, como lo son Freddy Gatón Arce con libros como “Además Son”, o lo es Franklin Mieses Burgos con su poema simbólico “El Héroe”, o bien el olvidado Ramon Francisco, con sus “Odas a Walt Whitman”, y desde luego Pedro Mir con su mirada hacia la calle de El Conde, “asomada a las vidrieras”, desde donde nacen verdades sociales en sus iníciales poemas lorquianos, y. muy luego su “Hay un país en el mundo”, sin que todo ello sea contradictorio, o vaya en desmedro de otros creadores, ni deba considerarse camino de nulidad, porque la nacionalidad , llena de valores deteriorados, nos pertenece a todos, y el momento de las selecciones literarias, donde un diputado sin cultura puede elegir al premiado, es siempre relámpago de pasiones momentáneos, de intereses específicos y de alcances más acá del tema, y más allá de las épocas.

La nacionalidad es una parte de la cultura. No es la cultura de una parte. Quiero decir que existen razones epocales donde a veces la política se encuadra con razones propias en la estética; habría que pensar en los premios, las nominaciones y su valor; en la necesidad de estos en cada época y en cuales son los personajes que encuadran en éstas. En los valores epocales.

Hay que ver el arte desde el balcón y ver el pasado y el presente sin atascarse en una sola idea. La perspectiva histórica debe ser nuestra consejera. Revolver la idea cartesiana y en vez del “yo pienso, luego existo”, considerar que existo y luego pienso. Quiero recordar que al fin y al cabo somos sombras vestidas de carne con vocaciones variables. Y otros, munidos de nuevas ideas, nos juzgaran, puesto que el tribunal de las artes es una forma de albedrio en la cual cada uno, según sus creencias mas intimas, es un pasajero juez.

Tags relacionados