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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

Por Salud y los médicos, un país fortalecido ante el coronavirus

Una bendición protege la isla: el control sanitario y la abnegación médica. El resultado: el Codvid-19 no se reproduce, según informa el Ministerio de Salud.

Pese al contacto de los infectados con pasajeros de aviones y transporte; con familiares, vecinos y relacionados; con personal turístico; con médicos y paramédicos de clínicas y hospitales donde recibieron atenciones o se les envió, en cuarentena. Un caso de estudio: ¿por qué entre nosotros el Covid-19 no produce contagiados?

Entre el 2012 y hoy, por la intervención de medio centenar de hospitales, el país ha pagado un altísimo precio: en calidad y disponibilidad de servicios y habitaciones, en facilidades infraestructurales, en operatividad y eficiencia de la red pública. Sus efectos sobre la situación de salud y los indicadores no han sido cuantificados.

Hoy nos parecen halagüeños los resultados. Suficientes para declarar héroes al personal médico y paramédico: laboraron en tales condiciones de centros intervenidos. Ese tesón admirable lo ilustra aquella imagen fotográfica de una Doctora Altagracia Guzmán Marcelino desconcertada en medio del derrumbe del que habría de surgir lo que el Presidente de la República viene entregando: mejores hospitales.

Gestionar la salud en tales condiciones era más que retador. Al ser designado ministro, el doctor Sánchez Cárdenas declaró que recibía un Tsunami.

Y lo era. Campo arrasado.

En tal ministerio, Guzmán Marcelino dejó una gestión de calidad y eficiencia, con dignidad y trato humanos.

Luego del construir-remozar intenso, por momentos detenido, el sector reclama una necesaria paz: para remontarse hasta donde puede desde esta posición halagüeña a la que asiste por la inversión de los sectores público y privado y el respaldo de la gente, con su alto demanda.

La Encuesta EnHogar 2018 presentada por el BanCentral, lo ilustra sobradamente. También los órganos contables vinculantes del Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS).

En el 2018, nuestras familias gastaron en salud el 7.5% de sus ingresos, iguales al 36.5% de lo destinado a alimentarse. De prevalecer tal proporción, por cada plátano de RD$18.00, las familias gastan RD$6.60 en salud.

Para nosotros, el porcentaje es mayor al no incluir el gasto de bolsillo: consultas y servicios médicos pagados fuera del sistema impositivo y/o del SDSS. No incluye pagos por atenciones especializadas y ambulatorias.

Sostener, robustecer y expandir tal anclaje socio-económico deben ser objetivos de sus beneficiarios: los miembros del Colegio Médico Dominicano (CMD). Su alianza con empleadores públicos y privados debe focalizarse en preservar y expandir tal escenario, junto a esa inocuidad sanitaria progresiva que indican los indicadores de salud.

La razón es simple: hay mucho de prestigio médico nacional en la mejora de los resultados que publica la Dirección General de Epidemiología (Digepi): en medio de tales construcciones, sólo las mortalidades por Leptospirosis y materno-infantiles presentan batallas.

Logros oficiales y de los galenos. Que estos deben reclamar y publicitar.

Igual ante el Covid-19: junto a Salud Pública, están logrando contener su expansión y efectos.

Son médicos-héroes. El país está bendecido y protegido por ellos. El CMD debería salir a pregonarlo con un Ministerio de Salud que, ante los galenos, honra los convenios laborales.

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