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OTEANDO

¿Y si se va de las manos?

La situación actual del país, a la luz de las protestas escenificadas frente a la Junta Central Electoral después del pasado 16 de febrero, debe ser analizada en su justo contexto, y más aún, a partir de las teorías sobre acción colectiva que explican su lógica: etiología, desempeño y los resultados que pueden traer.

En el caso hay que mantener la distinción entre fraude y sabotaje electorales. El primero busca robarse las elecciones, el segundo, impedirlas.

Dicen los grandes penalistas que cuando se comete un crimen hay que determinar a quién beneficia, para definir el curso de la investigación. Y además dicen "el crimen perfecto no existe". A partir de esos dos criterios todos los dominicanos estamos claros en que aquí no hubo intento de fraude, sino sabotaje. Pero más aún, estamos en condición de determinar quién lo cometió, pues sabemos que ello convenía a la oposición y no al gobierno, ya que aquella no quería ni aún quiere que le cuenten los votos.

Se justifica el sabotaje arguyendo que esto es una guerra y "en la guerra y el amor todo es válido". Sin embargo, es oportuno recordar, a los actores concernidos en el asunto, el concepto de estructura de oportunidad política -a que alude Sidney George Tarrow para explicar los movimientos sociales- y el riesgo que se corre llevando al extremo el clima de protestas: la cosa podría írsele de las manos.

Si se les va de las mano la situación, por incardinación de nuevos actores -de ascendencia radical-, ello podría dar al traste con el sistema, desembocando así en un régimen de izquierda, como ha sucedido en países de la región. No descartemos que, esa masa amorfa que hoy exige transparencia -con mucha razón-, puede ser infiltrada. ¡Cuidado! Amén de que puede también resultar víctima del partido que se beneficia de sus acciones, pues en nada representa realización de sus expectativas.

Y pensar que todo sería culpa de un grupo de políticos que por malquerencias con el gobierno se la juega para desalojarlo del poder, olvidando el escenario de 1986 y soñando con que sus aliados de hoy no harán con ellos lo mismo que Balaguer con el PRD de entonces. ¡Falso! Saben que solo trancándolos y botando la llave pueden hacer camino para ellos. El momento es para la reflexión de todos: políticos y sociedad en general.

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