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POLÍTICA Y CULTURA

“El Cisne Negro” se lleva el PLD del Poder

La actual situación política dominicana tiene marcadores políticos y orgánicos, que definen la coyuntura en términos sociológicos y de ciencia política, como de un viraje cuasi absoluto en las preferencias electorales. Durante mucho tiempo se sostuvo la tesis de que, solamente una profunda crisis económica determinaría en el país, el fin del reinado sucesoral del Partido de la Liberación Dominicana. Decían algunos analistas, que mientras se sostuviera en términos manejables la balanza de pagos, la estabilidad cambiaria, el ritmo de crecimiento económico y el plan social de ayuda de beneficencia, era imposible que se pretendiera sustituir al PLD en la jefatura del Estado. En 1978, el argumento era parecido, no hubo crisis económica, el país gozaba de estabilidad monetaria, y a pesar de las desigualdades sociales, no había una rebelión social proyectada en el escenario de aquella estabilidad, blindada por el apoyo monolítico de las Fuerzas Armadas. Además, funcionaba el “Plan Social” con mucha efectividad, caricatura del “Justicialismo” peronista, del cual el doctor Balaguer, copió en parte, sus programas de asistencia benéfica de la “Cruzada del Amor”.

El argumento esgrimido hasta hace unos días por distinguidos analistas, politólogos y sociólogos dominicanos para descartar una derrota del PLD, se cimentaba en los mismos argumentos de la inexistencia de una crisis económica, en el sostenido crecimiento estadístico de las cifras oficiales, tal y como se hizo en 1978. Pero la política no es lineal, intervienen en ella factores y circunstancias diversas, por lo que constituye un error sostener pronósticos concluyentes sobre la permanencia de una administración de gobierno de un partido. Un hecho impensado, un verdadero “cisne negro”, símbolo de la casualidad y de lo imprevisible, ha logrado virar el rumbo de la historia. Como el azar constituye de acuerdo a grandes tratadistas del pensamiento científico del siglo 19, una categoría histórica en condiciones aleatorias, excepcionales, este fenómeno ha venido a expresarse en las condiciones concretas en los actuales momentos.

Independientemente de los factores puntuales de marginalidad, miseria, inseguridad pública, corrupción estatal, escándalos internacionales, fracaso de las políticas públicas en las áreas más sensibles, como educación y salud, nada parecía impedir una nueva reelección gobernante, y luego de frustrarse esa iniciativa, una sucesión en el Poder del partido gobernante a través de un candidato conveniente y dócil, sin mayores luces. “El cisne negro” ha sido la división del PLD, la ruptura ideológica cervical de toda la estructura de sostenibilidad, dando paso, a una recomposición del escenario político, que abre las puertas de un cambio fundamental en la dirección del Estado. Objetivamente era imposible, un cambio en el Estado en estas elecciones, sino fuera por la escisión política que agrietó la unanimidad funcional del pasado liderazgo. Para nosotros el PRM, este fenómeno no pasa inadvertido. Si hoy la oposición exhibe su fuerza victoriosa, se debe en gran medida a este “Cisne Negro”, sobre cuya montura histórica se despliega Luis Abinader, cabalgando firme y confiado hacia el Poder, consolidando una opción viable, democrática, participativa y popular.

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