Cooperación Israelí

En el año de 1938 la República Dominicana abrió sus puertas para recibir el primer y único contingente que arribó a nuestras playas de ciudadanos judíos que huían de la persecución de la Alemania nazi.

Fueron un poco más 800 judíos con sus familias que pudieron acogerse a la protección que le brindó Trujillo. El estimado inicial previsto que vendría era de unos 100 mil refugiados judíos.

La mayoría de ellos se ubicó en la zona norte del país específicamente en Sosua, provincia de Puerto Plata, y en donde han aportado valiosas e invaluables contribuciones al desarrollo nacional.

La inmigración judía en la zona norte fue pionera de la elaboración de productos lácteos y embutidos de alta calidad. Hace unos días, tuvimos la ocasión de participar en un encuentro auspiciado por el embajador de Israel en el país, Danny Biran, sobre el plan de trabajo de esa misión en el transcurso del 2020. Israel es parte del grupo de naciones con representaciones diplomáticas que promueven con entusiasmo solidario la cooperación y ayuda al desarrollo.

Nos decía el embajador Biran que el 68% de las tierras de Israel carecen de fuentes acuíferas, pero que su país –no obstante a esa limitaciones de la naturaleza- es exportador de agua y ha desarrollado el sistema de riego por goteo que le ha permitido convertir estratégicas zonas desérticas en tierras productivas para producir alimentos, frutas, vegetales, para su mercado interno y los exigentes mercados de exportación.

Ha construido cinco plantas de desalinización de agua y tres en desarrollo. Concertar el Estado dominicano una alianza estratégica con Israel sería un camino seguro para impulsar las exportaciones agrícolas, modernizar tecnológica y militarmente la frontera para controlar el flujo migratorio, mejorar los sistemas de salud y enseñanza pública, fortalecer la seguridad ciudadana y erradicar la pobreza y la marginalización que aflige aun a millones de dominicanos. Israel es el gran aliado.