PENSANDO
La alegría de amar
Una historia como la de Mirtha y Julio es motivo para resaltar la propia capacidad de amar más que pensar en ser amado. Así lo expresa Julio a Mirtha con estas palabras como si hubiera dado los pasos necesarios para aprender cualquier arte.
Te amo por la alegría que me das al verte risueña cada día, y aun en aquellos momentos cuando te retiras tan pronto busco tu mano.
En verdad amo por igual tus defectos que tus virtudes, y quedo impregnado de tu ser cuando me miras un poco distraída.
Me gustas, sobre todo, porque te debo algo que nace dentro de mí. Pero además, porque tú me formas y yo te formo.
De esta manera, tan pronto te encuentro con una señal de mi corazón o una huella de mi alma, bendigo la vida y doy gracias a Dios por haberte encontrado, porque eres el milagro que ha llenado mi existencia.
Querida Mirtha, todas las cosas que miro alrededor reflejan tu sonrisa; donde quiera que miro, eres tú a quien veo, y esta presencia tuya me proporciona un gozo sin límites.
Después de cuarenta y seis años unidos en la alegría del amor, todavía cuando me hablas todo se ilumina y apenas callas todo se ensombrece. Permanece junto a mí, no me faltes nunca para que la alegría del amor abra cielos infinitos donde tú seas la certeza de mi vida y yo la sorpresa de la tuya.