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IDEANDO

Vacio insustituible

Cuando muere una figura conocida, una celebridad, el dolor que provoca esa muerte no es más grande que el de cualquier otra persona que fallece, pero el nombre de uno y de otro tiene significados distintos para la noticia, por su trascendencia y reconocimiento.

Todas las muertes duelen. A alguien le causan algún dolor. No importa su grandeza, el vacío de la muerte no está supeditado a títulos ni a relevancia social, es un vacío insustituible que llena de pesar a los deudos.

La muerte de los sátrapas más grandes del mundo trasciende tanto como la del filántropo más connotado. Pero no es por su renombre, ni por la dimensión de su obra, sino por lo que concita el hecho en la crónica de la cotidianidad.

La muerte de cualquier persona produce pena y llena de dolor a sus cercanos.

Muchas personas entienden que la muerte de una celebridad causa revuelo por lo que esa persona representa económicamente y creen que la contundencia noticiosa del hecho está vinculada a su posición social y esa no es la realidad. El impacto de una muerte trasciende por el renombre de la persona fallecida. Y es más contundente si se produce de manera trágica e inesperada.

La pena, por el contrario, no la establece el estatus de la gente. La pena es un dolor humano que no está supeditado a un nombre, sino a un sentimiento.

El dolor es el mismo en cualquier sentido. No así la dimensión del hecho y la trascendencia de la información.

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