Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ORLANDO DICE

El jueguito de ahora

Como no encargo ni pago encuestas me da igual que sean exactas e inexactas, preocupación del interesado y del afectado.

Las elecciones en urna no van de la mano con las encuestas de campo, y menos con las de gabinete. La perversidad no se aguanta y mueve la foto.

No salen todos, algunos quedan fuera y de otros sale medio cuerpo.

Las mediciones fueron en su primer momento un instrumento de trabajo, y con su muestra se diseñaban las campañas.

Más luego una forma de posicionarse electoralmente.

Ahora una manera de tumbar al jinete del caballo cuando mejor es su galope.

Circula un suelto en que Luis Abinader aparece en movimiento descendente, y de un 55 % que le atribuyen en octubre del año pasado a un 41 % reciente en enero.

Una diferencia de 14 puntos en un tramo que si no es crucial, por lo menos significativo.

Como la estrategia es que el candidato presidencial arrastre al municipal, la intención es clara.

Que la maniobra logre su cometido no es lo que más importa, sino que realmente sirva de distracción y lleve la campaña por caminos de sombra.

Consulté del lado PRM y se me dijo que sería lo inverso, al revés: que Abinader terminaría en un 55 %, y que con un 55 % se iría en primera vuelta.

Averigu¨é en otra fuente de Moderno y la reacción fue más contundente: “...se van a despertar en pesadilla, y no en marzo, sino en febrero. El tsunami se adelantó ”.

Lo curioso es que esta movida del oficialismo se corresponde con una parecida del PRM o de la oposición en su conjunto: La caída libre de Gonzalo Castillo.

Este fenómeno también debería explicarse. Las encuestas desfavorables a Castillo le asignan un 28 %, y a veces 31 %. Si derrumbándose tiene un 28 o 31 ¿cuánto era que registraba, puesto que se supone que nunca tuvo lo que el PLD al momento de las primarias o de la fragmentación?

No hay dudas de que están quemando el tomate.

Tags relacionados