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PASADO Y PRESENTE

Luperón y Duarte

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Juan Daniel BalcácerSanto Domingo

En sus “Notas autobiográficas y apuntes históricos”, tres Vols., publicados en el exilio entre 1895 y 1896, el general Gregorio Luperón se refirió a la trascendencia histórico-política de Juan Pablo Duarte, al que llamó “ilustre iniciador de la creación de la República en el año 1844”. Las reflexiones de Luperón sobre nuestro proceso independentista revelan que profesó gran admiración y respeto por Duarte, considerado como el principal defensor y propulsor del proyecto político que en 1844 culminó con la independencia del pueblo dominicano. El primer tomo de las “Notas autobiográficas” no circuló en Santo Domingo debido a una prohibición del dictador Ulises Heureaux, quien erradamente creyó que el mismo contenía juicios desfavorables sobre su gestión gubernativa. En cambio, los dos volúmenes restantes, impresos en 1896, circularon libremente en Santo Domingo, a despecho de que en ambos textos Luperón sí formuló severas críticas contra el gobierno de Lilís, su otrora amigo y mentor durante la guerra restauradora. En 1939 circuló una segunda edición de las “Notas autobiográficas”, con ocasión del centenario de su natalicio; mientras que, en 1974, se hizo una tercera reimpresión auspiciada por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc. Al evocar el 27 de febrero de 1844, cuando fue proclamado el Estado dominicano, Luperón destacó que tan resonante fecha representa “una brillante página de la historia de la República Dominicana”, toda vez que desde ese memorable día el pueblo dominicano rompió “en mil pedazos la cadena de despotismo” con el fin de escoger “un estado mejor: el de su independencia”. Según Luperón, los gobiernos que durante los primeros 40 años del siglo XIX habían regido el destino de los habitantes de la parte española de la isla de Santo Domingo, fueron “absolutos y despóticos, excepción hecha del de don José Núñez de Cáceres, que pasó como luminosa aurora”; y, tras sobrevenir la dominación haitiana, el pueblo dominicano continuó siendo nada más que un esclavo, hasta que “Duarte y sus generosos compañeros fundaron la República” (t. I, p. 33).

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