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Los trucos de Danilo

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Cristhian JiménezSanto Domingo

Una jugarreta política ha impedido la aprobación de un nuevo Código Penal que supere al vetusto instrumento legal congelado en 1884.

La sociedad ha sufrido importantes cambios y los tipos penales han aumentado al mismo ritmo, con saltos enormes en este milenio jalonados por los veloces avances tecnológicos.

Terribles hechos de sangre de los primeros días del año y el aumento de la criminalidad, con detección de fallas legales y zonas grises que permiten guarecerse a cobardes o corrompidos actores del sistema ha traído nuevamente al escenario la discusión sobre la necesidad de un nuevo código.

Danilo Medina y el PLD, desde antes de la división, han jugado “al policía bueno y al policía malo”, como en las populares películas de acción del cine norteamericano con relación a este sensitivo tema.

El 14 de diciembre del 2016, el Senado convirtió en ley el nuevo Código Penal, con condena absoluta al aborto.

Cinco días más tarde, el 19 de diciembre, Medina observó la ley mediante carta al Senado, citando el texto constitucional que reflejaba su “pensamiento y sentimiento”.

Decía que “no solo perfectamente constitucional, sino cónsono con los valores predominantes en la sociedad dominicana, el establecimiento de excepciones a la penalización del aborto cuando la vida de la madre corra peligro, cuando el embarazo fuese el resultado de una violación o un incesto, o cuando se determine clínicamente que el feto contiene una malformación que haga inviable la vida del concebido”.

(Medina había hecho las mismas observaciones el 29 de noviembre de 2014 en semejantes circunstancias. En las dos ocasiones concitó el apoyo del principal partido opositor y de los minoritarios en el Congreso)

El Senado, de casi totalidad peledeísta, rechazó las observaciones, mientras la Cámara de Diputados con la mayoría de votos del PLD y de partidos de oposición aprobó las observaciones. El truco perfecto.

Desde que era candidato Medina siempre habló de que quería “su Congreso”, y lo obtuvo al lograr el PLD mayoría congresual y los legisladores convertirse en “sello gomígrafo” de los deseos del Poder Ejecutivo. Al momento de estas observaciones había renovado su poder interno y nacional con triunfo en reelección de 62 por ciento en las elecciones.

No es cierto que Medina, que ha hecho aprobar todos los préstamos, bonos, leyes, presupuestos, impuesto una reforma constitucional por forzado consenso en su partido y que casi logra una segunda “por encima del país” (frenada 15 minutos antes por el gobierno de los Estados Unidos) va a “respetar” las alegadas “creencias y valores” de dudosos moralistas peledeístas frente al tema de las tres causales para la interrupción de embarazo.

Medina, siempre piensa en él por encima de los intereses del país, queda bien ante sectores liberales que sustentaron su grupo desde antes de llegar al poder, y bien con las iglesias al no imponer las observaciones. En definitiva parece que Medina tenía esta espada de Damocles como instrumento de presión y posible negociación frente a los sectores religiosos, a los cuales ha ignorado en importantes temas, en los que no necesariamente tienen la razón.

Ahora en medio de un proceso electoral, es difícil abordar el asunto. El código seguirá en el limbo dizque por “presiones de las iglesias”.

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