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MIRANDO POR EL RETROVISOR

La droga raíz de tantos males

El asesinato de la niña Yaneisy Rodríguez en Santiago y los feminicidios ocurridos a principio de año en el país tienen un ingrediente que suele pasarse por alto cuando se analiza el porqué de estos hechos horrendos que consternan tanto a la sociedad dominicana: el consumo nocivo de bebidas alcohólicas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016 murieron más de tres millones de personas a consecuencia del consumo nocivo de alcohol, lo que representa una de cada 20 muertes. Más de las tres cuartas partes de esas muertes correspondieron a hombres. En general, el consumo peligroso de alcohol causa más del 5% de la carga mundial de morbilidad.

La OMS cita que el consumo excesivo de alcohol genera violencia, accidentes de tránsito, problemas de salud mental y enfermedades con sus amplias secuelas de discapacidades y muertes.

Fíjese en el lugar dónde se maquinó la muerte de Yaneisy, una niña de apenas cuatro años: El colmado.

Hace tiempo que esos negocios ubicados en los barrios populares dejaron de ser lugares seguros.

Los colmados, ahora en su gran mayoría llamados “colmadones”, donde los vecinos acudían a abastecerse principalmente de comestibles, se han convertido en los lugares preferidos para bebentinas a cualquier hora del día y la noche, con música a alto volumen, consumo de drogas y otros desenfrenos a la vista de todos, con el agravante de que ni siquiera se controla la presencia de menores de edad en estos lugares y en los llamados “drinks”.

Está clínicamente comprobado que los bebedores tienen menos control de sus emociones y escasa capacidad de procesar la información que reciben, por lo que es más probable que recurran a la violencia en sus actividades de la vida diaria, a tal punto que muchos crímenes como el de Yaneisy y los aberrantes feminicidios, se orquestan tras la ingesta abundante de alcohol y luego de consumados se toma como excusa por haberlos cometido.

La violencia y la criminalidad asociada al consumo nocivo de alcohol es uno de los principales problemas que enfrenta la salud pública a escala mundial.

Se trata de un problema que en países como el nuestro ni siquiera se cuantifica para conocer su real impacto, debido a que el alcohol es una droga permitida y de elevado consumo sin ninguna restricción, contrario a Estados Unidos y países de Europa, donde su ingesta está sujeta a controles.

El consumo nocivo o peligroso del alcohol ha sido reconocido internacionalmente como un problema fundamental de salud pública que requiere atención urgente.

Tomando en cuenta esa realidad, la OMS ha insistido en el papel esencial que desempeñan las políticas públicas que aborden la relación entre el consumo de alcohol y la violencia, especialmente la machista, que tantas muertes deja cada año en Latinoamérica.

Ello supone, plantea la OMS, recopilar y difundir la información científica sobre el daño que provoca su consumo, desarrollar iniciativas en materia de investigación y de políticas relacionadas con el alcohol, ayudar a los países para que incrementen la capacidad nacional de vigilancia del consumo y de su tratamiento en el ámbito de la atención primaria.

Como parte de una serie de trabajos que escribí en una ocasión sobre el impacto de la adicción a las drogas en el ser humano, lo que me llevó a visitar varios locales de Hogar Crea, pude constatar que el alcohol impacta tanto en quienes lo consumen como la cocaína, heroína y cualquier otro estupefaciente peligroso. Sin dudas, la raíz de tantos males en las familias que minimizamos porque no medimos el daño que puede desencadenar, como el que provocó la decisión de enviar una niña de cuatro años a un colmadón en horas de la noche a realizar un mandado.

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