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Bosch dio la pauta

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

En una lucha cerrada por el control del poder, como el escenario tenemos de frente, un proyecto presidencial puede salir airoso o quedarse solo en el intento, dependiendo de los pasos correctos que dé el candidato o de la estrategia equivocada a la que jueguen este y sus asesores.

De entrada, se presume que para llegar al acuerdo parcial a nivel de congreso y de algunos ayuntamientos, Leonel y Luis primero debieron identificar y tener claro que el enemigo común en este proceso es Danilo y su designado, el señor Gonzalo.

A partir de ahí, y hasta por simple cuestión de “hoy por ti, mañana por mí”, de provecho y de mayor garantía en doble vía hubiera sido una posición unificada de rechazo del PRM y de la Fuerza del Pueblo a un voto automatizado que ha traído mucho ruido. De haberse echado un pleito en pareja, ni el tema siguiera en agenda ni el senador Paliza lo viera como factor de “distracción” (¿).

Mientras Fernández marcaba puntero y Medina buscaba “habilitarse”, el PRM -era lo correcto- apostaba a una división del PLD, que al final ocurrió. Por esa ruptura morada, consecuencia de “malas jugadas” a Leonel en las primarias, Luis hoy figura arriba y cree que va a ganar. Por eso el PRM dijo poco, o nada, sobre el “fantasma” presente en las primarias y ha sido muy tímido con respecto al voto automático. Aunque en alianza parcial, ha dejado solo a Leonel en sus reparos y denuncias sobre un sistema de probada vulnerabilidad, sencillamente por cuidarse de respaldar a un posible competidor de mañana, cuando sea con quien se bata en un escenario de segunda vuelta.

Ha preferido pedir que se audite lo pasado, olvidando que, de legitimar ese resultado, en mayo - si es favorecido por una mayoría en las urnas- sería el blanco para aplicarle la misma dosis de medicina que a Leonel en octubre.

Y como este último es el hombre que el poder quisiera vencer y sacar de circulación, se busca distraerle con escaramuzas legales, para ver si se estanca el crecimiento, se crean dudas sobre el electorado y, finalmente, quien quede segundo sea Gonzalo.

Por eso el sector oficial daría lo que no tiene por ganar un poquito de credibilidad y de legitimidad para el proceso, para que no se encuentre excusa ni se alegue nada en mayo, si lograren dar el “palo de la gata” con el voto automático. De ahí la defensa abierta, porque si las elecciones de octubre y las de febrero son” limpias”, ¿por qué no también las de mayo? Ahí el gancho del PRM, que olvida el cuento de Bosch, del bizco, las dos ventanas y los dos toros.

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