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EL CORRER DE LOS DÍAS

La enseñanza de Alicia

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MARCIO VELOZ MAGGIOLOSanto Domingo

Alicia en el País de las Maravillas, no es locuaz, pero tampoco tan boba como parece. En el momento en el que llora tanto que las lágrimas casi la cubren, formando un lago, también ha dicho algo que nos lleva a la reflexión. Dice que ella sabe que es la misma Alicia, pero que también en el día, ha variado tanto que en la mañana era una y más tarde otra.

Ciertamente, la identidad es lo único que nos cohesiona, ser uno y reconocerlo es un acto de fe, ignorando que además de ser el uno proclamado por la mente, estamos siendo otro que se transforma de momento en momento, porque las células corporales no son siempre las mismas, y el funcionamiento biológico, del cual el cerebro es un importante timón, no es siempre igual; la verdad es que somos varios. Somos un proceso, un programa de desarrollo en función de lo que se llama “la vida”, dice Alicia al recordar que en la mañana era una y más tarde otra. Nadie, entre un minuto y el otro, es el mismo. Cada quien es la variación de sí mismo, el ser humano usa su memoria de modo innato para reconocerse. Para, de algún modo “aglutinarse”. La aglutinación es uno de los procesos productivos de la naturaleza, y es lo contrario de la dispersión. Del mismo modo los seres vivos usan de memorias diferentes y de otro nivel de identidad inconsciente, como en los mamíferos el olor, el gemido, los tipos de sonidos y la energía que los impulsa. Existen en la naturaleza “identidades” fuera de la lógica humana, que inspiran, tal como lo apunta Rupert Sheldrake, la cohesión y la unidad de las especies; cada uno tiene, por tanto, el llamado unitario que las hace prevalecer. En el ser humano las lenguas, en su mayoría definen lo étnico y las culturas. Nunca somos, totalmente los mismos, pero una vez, cuando llega la muerte y el organismo deja de transformarse, el cuerpo “goza” de una unidad ya inconsciente y muy dudosa, porque la muerte es un tránsito biológico hacia la conversión de nuestro cuerpo en pasto de otras vidas inferiores, que dará posibilidades a existencias nuevas. Así como la frase de Alicia anuncia que solo la memoria unifica, que siendo variables en nuestra biología nuestra cultura es la que responde como parte de la identidad vital, esta resalta en la memoria las relaciones con el pasado. Sin memoria no habría el tipo de la que los humanos gozamos. La memoria es un concierto de razones aglutinadas en un ego que, hasta cierto punto desconocemos, puesto que es un ego material formativo, aun más de lo que nos representa biológicamente. El ego, expresión de yo inferior no de un yo superior, está cargado de las experiencias que lo han conformado, y que son expresiones de la conducta y el aprendizaje de la vida. Los que consideran, como quien escribe, la existencia de un yo superior así como la de un ego ya despejado de experiencias biológicas, que transita como energía hacia la vida cuántica, vislumbra que se abren puertas nuevas, y entiende que no solo la materia y el hombre cambian de formas, sino que la conciencia es una forma de energía consciente, como ahora se está planteando, puesto que la misma es un tipo de fuerza que permanece vitalmente con sus experiencias como adelanto.

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