Los imponderables del camino

Las encuestas determinan y establecen un orden de preferencia, pero en la circunstancia hay un hecho sutil que podría ser clave.

Los candidatos provocan, pero ninguno arrebata. No es que sean café con leche, pero tampoco producto gourmet.

La situación no se percibe o no se le da la suficiente importancia. Pero sí la tiene, y sobre todo, podría afectar la futura gobernabilidad.

No existe una gonzalomanía ni una luismanía, viéndolos como la puja segura en las elecciones de mayo. Los polos decisivos.

A Gonzalo Castillo se le dan los memes, un hecho gracioso, y parece asumirlo a conveniencia. Luis Abinader, por el contrario, luce más estirado y los relajos no lo alcanzan.

Los candidatos de este tiempo no pueden perderse en la seriedad, pues el ánimo del votante es de ligereza. De ahí el temperamento tránsfuga.

Si en la política de estos días, o en esta campaña hay más emoción que intelección, justo que se intente emocionar y no hacer entender.

¿Dónde estaría el soporte de cada cual, la fuente de su ascendiente? Uno gobierno, otro oposición, y de la forma como reaccione la población dependerá su suerte.

Las encuestas preguntan “si las elecciones fueran hoy”, y resulta que nunca son ese día, sino más adelante. E incluye en letras chiquitas advertencias a tenerse en cuenta.

Lecciones que si se aplicaran aprovecharían al interesado y que serían las razones de sorpresas o cambios en la correlación de fuerzas.

¿Por qué el candidato puntero no sube lo suficiente para irse en la primera vuelta y solo se le garantiza triunfo en una segunda ronda?

Ese trance no lo puede resolver ni superar el partido, por mucho que crezca, sino el figurante en la boleta. Tampoco se mantienen estáticas las posiciones. O se sube o se baja.

Un primer lugar que no se mueve, puede ser alcanzado por el segundo, y las campañas gustan de los imponderables. Los factores que están después de la curva.

Cuentan que Danilo Medina estuvo muy atrás de Hipólito Mejía en el 2012, y después lo alcanzó y sobrepasó.