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COLABORACIÓN

Mujer 2020

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José Lois MalkunSanto Domingo

No se trata de una actualización del famoso libro de cocina Mujer 2000 escrito por Silvia de Pou hace ya muchos años. Hablamos de un nuevo capítulo de la historia de la capital dominicana.

La ciudad Primada de América podría convertirse en un orgullo para todos los dominicanos y en un ejemplo para el resto de los países de nuestra región donde casi siempre estamos subvaluados y maltratados por esos índices negativos que nos enganchan cuando de medir cualquier cosa se trata.

El PISA nos avergonzó, la desigualdad y la pobreza nos caracteriza y la precariedad sanitaria hierve las venas.

Pero en el 2020, la capital dominicana sentaría un precedente con dos mujeres de peso pesado dominando su destino.

Porque necesitamos alcanzar un lugar privilegiado en algo que nos eleve la moral.

Carolina Mejía, candidata a la alcaldía del Distrito Nacional, es una mujer de extraordinaria perseverancia, que defiende la honestidad con una firmeza poco común, con ideas innovadoras y fuertes principios, creíble, intachable, pero también inteligente, divertida, encantadora, cariñosa y con un tremendo amor hacia su familia. Pocas veces en mis casi 58 años de vida laboral, aquí y en otras partes del mundo, he conocido a alguien tan especial como Carolina.

Su elección como alcaldesa sería un hecho sin precedente y les aseguraría a los capitaleños una administración de su ciudad que los llene de orgullo.

De eso no me cabe la menor duda.

Faride Raful, como candidata a la Senaduría del Distrito es otro ejemplo de una mujer a toda prueba.

También tuve la gran satisfacción de conocerla laboralmente, donde comprobé su perseverancia, honestidad, inteligencia, creatividad y con un encanto que apasiona y deslumbra. Una luchadora innata contra las injusticias y una voz que resuena constantemente entre cientos de diputados que se duermen en sus curules.

Su elección es otro acontecimiento que enorgullecería a los capitaleños, que han comprobado que esta mujer es única en su clase haciendo historia en los anales del Congreso.

¿Qué más pueden pedir los capitaleños? Que un buen gobernante las apoye. Pero ese gobernante debe tener casi el mismo perfil de esas dos grandes mujeres. Y no hay mucho que pensar para saber quién podría ser esa persona que, además, cargaría en sus hombros los destinos del Estado dominicano, que, a partir de agosto del 2020, necesita, más que sangre nueva, voluntad de cambio, honestidad y transparencia.

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