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EL BULEVAR DE LA VIDA

La coprológica era del enfrentamiento

Las redes sociales han potencializado el poder de servir o dañar, de construir o destruir, que posee el homo sapiens. Lo que antes se quedaba en un banco del parque o en una mesa del bar, hoy llega orondo y aplaudido a Facebook, Instagram o Twitter. (Y que Dios nos coja confesados).

Cristhian Salmon, el autor del superventas Storytelling, con su nueva obra, La era del enfrentamiento, ha venido a confirmar todas nuestras sospechas: De la era del relato, (y debido a un abuso de sus poderes por parte de políticos y corporaciones) hemos pasado a una etapa de creciente descreimiento ciudadano que nos ha conducido a la era de la confrontación, de la transgresión, el insulto, la descalificación y la negación más rotunda a enfrentar con argumentos. La era del enfrentamiento.

Del poder del relato hemos pasado al poder del carajo, a la era del enfrentamiento, a eso que en un bulevar de noviembre de 2002 uno bautizara como “Comunicación coprológica”. (A quién le importa hoy la valides de una idea, la pertinencia de un argumento).

Es pensado esa “Comunicación” y esa “Era”, que uno se encuentra con la triste experiencia de seres ¿humanos? que van por las esquinas (las redes) destruyendo gente, vidas, familias, sin una sola evidencia, un solo argumento, salvo los del arte de la maledicencia barriobajera.

Debe ser triste enfrentarse cada noche a la impiedad de una almohada que pregunta por qué esa necesidad de celebrar -como un pingüino en enero- los fracasos de los demás, como si todos no fuéramos uno, ay, como si lo mejor de nosotros no fueran los otros, que dicen que decía o quiso decir Buda.

Debe ser triste ser incapaz de perdonarse sus derrotas, como si no fuera la vida una ruleta de fracasos y victorias. ¡Ay, de la vida y sus juegos! Si gente hay que de tan pobre solo tiene dinero, que decían los griegos, las hay también que de tan tristes solo saben acumular resentimientos. Ahora que por Navidad uno se marcha (hasta el martes 8 de enero) a cualquier puerto con su personal bulevar debajo del brazo a releer viejos libros, a pasar revista a los sueños y a reconciliarse con sus fracasos, ahora es el momento de pensar lo que nos traerá esta nueva era, este definitivo reinado de la comunicación coprológica.

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