La década de los 90 y el maravilloso Mazda Miata
En la década del 90 tuve la oportunidad de ver el Mazda Miata o MX5, resultó un amor a primera vista. Era un convertible de dos pasajeros con dos capotas, la tradicional suave y una capota dura, del mismo color del resto del carro.
No puedo olvidar que estando en una reunión de Asonahores, en la avenida Méjico casi esquina Máximo Gómez, llegó el experto en turismo, Simón Suarez y me preguntó: Ellis, ¿ese Mazda negro que vi allá abajo es tuyo? Le contesté sí, Simón; me dijo: yo te felicito, qué lindo está ese carro. El carro era de cuerpo negro y su interior era de piel de color claro.
En nuestra casa de la Rómulo Betancourt, el área de parqueo era bastante amplia por lo que quitarle la capota dura y acomodarla no creaba problema de espacio. La decisión era ¿qué uso hoy, la capota dura o la capota blanda? Al usar la blanda, naturalmente tenía la opción de andar descapotado con la melena al aire.
El velocímetro del Miata indicaba que su velocidad máxima podía ser hasta 220 Kilómetros. En una ocasión yendo con Francia hacia Barahona, me entusiasmé y lo llevé en la recta de Azua hasta 180 kilómetros. De buenas a primeras me di cuenta de que el carrito iba casi en el aire y que estábamos corriendo un alto riesgo, de surgir cualquier detalle imprevisto en la carretera. Lo bajé a 140 km. ¡Mazda Miata, cuánto disfrute!
